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MONEY MONEYLas comparaciones son odiosas, sobre todo si se hacen en los baños públicos, sobre todo si aquel con el que te comparas es mandingo.Pero también son odiosas si hablamos de dinero. Mi adolescencia fue económicamente precaria, por decir algo que no suene muy fuerte. Imagínense ustedes, mi amigo Carlos cobraba 3.000 pesetas a la semana (18 ¤) durante sus años en BUP, cifra que pasó a 4.000 pesetas, también semanales, cuando entró en COU. Esa cantidad puede parecer formidable, pero por alguna extraña razón, siempre era el cumpleaños de un amigo, un hermano o una abuela, si no navidad, reyes, o cualquier otra fecha especial. El pobre Carlos pronto se hizo ateo, creo que solamente para ahorrarse le desembolso que representaban los santos. Richi recibía un estipendio de 1.000 pesetas semanales, pero además adiestraba a su hermana pequeña en rebañar la cartera materna una vez a la semana, lo que solía proveerle de entre 500 y 1.000 pesetas más a la semana. La hermana descubrió pronto lo terrible que era el mundo capitalista, pues Richi no compartía con ella el botín tal cual, sino que la invitaba al cine (aunque aquello no era una invitación, sino que siempre convencía a los padres de que su hermana era muy pequeña para ir sola, así que le pagaban una entrada a ella y otra a él, para que la acompañara). La paga del Cubano dependía de sus notas. En la teoría, aquello era una forma estupenda de motivar al niño. En la práctica, era una forma estupenda de no darle nunca ni un duro, puesto que sus notas eran desastrosas. Un año tomaron esa política en Navidades: “Tu regalo dependerá de las notas”: Le acabaron regalando una mochila y un cartón de tabaco. A mí me daban 1.000 pesetas al mes, 6 ¤urillos de nada, podéis imaginaros para lo poco que llegaba esa suma. No era culpa de mi padre, la verdad, porque yo hacía mil y un apaños para llegar a fin de mes, pero nunca me quejaba a él (a mis amigos, un montón). Si íbamos al cine, antes había que visitar a los abuelos. Si íbamos a cenar, se hacía necesaria pasar a saludar previamente a aquella tita solterona. Durante la adolescencia llegué a pensar que, más que un muchacho, yo era un cobrador del frac… especiallizado en familiares. Afortunadamente, mis amigos eran fumadores compulsivos, por lo que se gastaban un dineral en tabaco, haciendo así menos patente la diferencia económica conmigo. Ya en COU, y posteriormente en la universidad, aumentarían mis ingresos (también el de mis amigos, sólo que estos fumaban aún más que antes) empezaría a ganarme mis primeros billetes en trabajos basura, etc. Y no sé, en el fondo siempre me da un poco de envidia cuando veo que algunos alumnos y alumnas manejan, con apenas 17 o 18 años, pequeñas fortunas que ni siquiera tienen claro cómo gastar. 2007-09-19 08:28 | 7 Comentarios Referencias (TrackBacks)URL de trackback de esta historia http://gadesnoctem.blogalia.com//trackbacks/52260
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