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"ABRID VUESTROS LIBROS POR EL TEMA DEL CÓMIC", DIJO EL PROFESORCuando me encontraba en mi último año de secundaria estudié Historia del Arte. Pocas asignaturas pueden resultar más estimulantes, sobre todo para alguien a quien le interese el pasado y que pasee por las calles mirando los edificios (sobre todo los antiguos) y preguntándose porqué son así y no de otra manera. Por aquel entonces ya tenía cierto conocimiento del mundo del cómic, y sabía que existían diferentes estilos de dibujo y distintas maneras de afrontar la narración de una historieta. En mi imaginación, soñaba que nuestro profesor dedicaba el último tema de la asignatura al cómic, y nos explicaba las diferencias entre Jack Kirby y Neal Adams con el mismo mimo que nos había explicado las que existían entre Fidias y Praxíteles, entre De Chirico y Dalí. Al contárselo a Carbonell, que era otro gran aficionado al cómic, rápidamente se emocionó y empezamos a elaborar un listado de “últimos temas”, con clases de literatura centradas en Lovecraft, Tolkien y Asimov, partidas de rol en inglés y comentarios filosóficos de Blade Runner y Un mundo feliz. Incluso preparamos algún que otro “temario de contenidos”, y en el tema del cómic habría una etapa pre-clásica que serían los cómics de los 40 y 50, una etapa clásica que serían los artistas maduros de los 60, y luego una etapa experimental que iría de los 70 a los 80, cayendo en el decadentismo con los 90 y los dibujantes de Image. Todo aquello eran fantasías, hasta que hace cosa así de un mes me llamó mi amiga Virtudes, profesora de Historia e Historia del Arte en un instituto público, y me dijo que estaba a punto de acabar las vanguardias artísticas y quería dar a sus alumnos (que son aficionados al manga y el cine de superhéroes) una última clase centrada en el cómic de superhéroes. ¿Estaría yo interesado en impartirla? Se me nubló la vista, en serio. Mi fantasía de los 17 años se había convertido en realidad. Para algunas cosas, los jóvenes no han cambiado. Los cómics hace ya mucho tiempo que dejaron de interesar a los adolescentes en general, y si en mi clase de COU no éramos más que tres o cuatro lectores, en esta clase de 2º de Bachillerato los aficionados eran igualmente escasos, si bien las películas de superhéroes eran conocidas por prácticamente todos los chicos y algunas chicas (las adolescentes siguen siendo más reticentes a este tipo de aventuras). La experiencia fue muy buena, y mezclando historia, arte y superhéroes, echamos una hora bastante entretenida y me atrevería a decir que incluso didáctica. Al finalizar, un chico me dijo que no había dado tiempo de hablar de manga, otro que se había quedado con ganas de saber más de Stan Lee y un tercero quería conocer más de los estilos de dibujo. En la mayoría de los alumnos y alumnas había, al final de la clase, un brillo de orgullo en las miradas. No porque leyesen cómics, que la mayoría no los leían, sino porque en el aula se había insertado algo friki, que se escapaba a los libros de texto. Alguna sugirió que había que dar una charla parecida sobre videojuegos. ¿Quién nos iba a decir, Carbonell, que acabaríamos llevando a la práctica una de nuestras clases imaginarias? Cosas como estas son las que te hacen alegrarte de haber estudiado lo que has estudiado, aunque no tengas futuro; Al menos tenemos historia.
2012-05-21 09:08 | 6 Comentarios Referencias (TrackBacks)URL de trackback de esta historia http://gadesnoctem.blogalia.com//trackbacks/71857
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