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UN SUEÑO LLAMADO ESTEFI¿Recordáis que el otro día hablábamos de las novias ficticias que alguna gente se inventaba? Hoy quiero hablaros de Estefi, una de esas chicas que nunca existieron y que, sin embargo, fue la “novia oficial” de nuestro amigo Kike durante algunos meses. Para los que no tengáis un máster en mi vida (shame on you!), debo recordaros que Kike era uno de mis compañeros de pandilla. Buen chico, de esas personas tranquilas que se toman las bromas con filosofía, con pasión por el fútbol y el ron cola que por los estudios, cuyo único problema serio había sido la ruptura con la mujer de su vida, la Topo. La Topo no se llamaba, ya os podéis imaginar, realmente así. Su nombre se me ha olvidado con el paso de los años, pero este sobrenombre le venía por su miopía y la manía que tuvo durante mucho tiempo de no usar gafas ni lentillas, lo que la obligaba a entornar muchísimo los ojos para ver no ya personas y rostros, sino figurines difusos de colores. Kike y la Topo fueron novios durante algún tiempo, no sabría decir cuanto, tal vez un par de meses, pero lo cierto es que aquella relación no prosperó, tal vez porque él estaba demasiado obsesionado con ella, quizá porque la falta de experiencia pesó demasiado, pudiera ser simplemente que los 16 años no sean la mejor época para los amores eternos. Al comenzar nuestro último año de secundaria, la Topo llevaba ya algún tiempo saliendo con nuestro amigo Joaquín. Les iba bien y hacían una buena pareja, y todos nos alegrábamos por ellos; si sentíamos envidia, era la envidia sana de tener una relación agradable. Sin embargo, el pobre Kike seguía dándole vueltas a aquella relación, quería reconquistarla, y no había mes o incluso semana que no ideara algún plan absurdo. Cambió tres veces de look, en una ocasión imitando a nuestro amigo Joaquín, otra vez intentando ser heavy (lo cual no es buena idea si te estás quedando calvo prematuramente, como era su caso) e incluso tuvo una etapa de camisa y chaqueta que le hicieron parecer el hijo de un cacique manchego. También alteró su forma de fumar, de andar e incluso de hablar, si bien todo fue inútil. De hecho, si Kike hubiese resultado ser el alter ego de Spider-Man, a la Topo le habría dado lo mismo. Un día, mientras esperábamos a que diese comienzo la clase de Lengua, Kike se nos acercó al Cubano y a mí, con un aire de misterio que no era nada habitual en él. “¿A que no sabéis a quién he conocido?”, nos dijo con un tono de voz bajo, como si estuviera a punto de revelarnos que había tomado una copa con Madonna o con Antonio Banderas. Como no supimos responderle, nos dijo: “¡A Estefi!” Por supuesto, a nosotros el nombre de Estefi no nos decía absolutamente nada. Kike nos explicó entonces que aquel fin de semana, mientras estaba en su chalet de Roche, había conocido a una chica llamada Estefi, amiga de no sé qué amigo, y aunque no había pasado nada entre ellos, lo cierto es que habían hecho amistad. Fijaos si la cosa fue bien que incluso se intercambiaron las direcciones para escribirse, las postales, claro, porque aunque en aquella época ya existía Internet y alguna gente poseía correo electrónico, al común de los mortales aún nos parecía una cosa rara y poco útil para la vida cotidiana, más o menos como el fax. Por supuesto, nos alegramos un montón por él y pronto fue la comidilla en nuestro grupo, llegando posiblemente a los oídos de la Topo. Un par de semanas después, Kike nos contó que se había besado con Estefi. Nuevamente nos alegramos un montón y le pedimos mil y un detalles, que Kike nos dio encantado. No obstante, si bien yo tenía muy poca experiencia en aquello del romance (aquel verano pasado había salido con una chica, pero fue un desastre absoluto), la historia de mi amigo me resultaba un poco extraña. En primer lugar, porque nos describió a Estefi más como quien describe a una actriz porno, es decir, que si un cuerpazo, que si unos labios, que si una melana rubia, que si tal y que si cual... pero en ningún momento nos dijo cómo era su carácter, qué le gustaba o cómo hablaba. Yo aún tenía muy vivo el recuerdo de mi desastrosa relación veraniega, y tenía muy claro que una de las cosas que me habían encantado de aquella chica había sido la seguridad con la que hablaba, la forma cómplice en la que me miraba y el olor a canela del perfume que usaba; aún hoy soy capaz de recordar esos detalles, aunque no logro precisar a qué altura me llegaba ni si tenía mucho o poco pecho, simplemente sé que me gustaba. Algo realmente sorprendente fue la historia de cómo se habían besado: Estaban en la playa con la luna llena, él la agarró y ella le miró, exclamando: “¡Bésame!”. Él le preguntó si ella estaba segura, y al asentir Estefi, ambos se fusionaron en un beso. Ey, tal vez fuese verdad, quién sabe, tal vez la mayoría de la gente se besa por primera vez de esa manera, pero a mí me sonaba a peliculón. Dicho sea de paso, ligábamos tan poco que si una chica nos decía que la besáramos, la besábamos sin esperar confirmación. Por supuesto, todo esto se narró y volvió a narrar en la pandilla, y esta vez estoy seguro que la Topo se enteró. El resultado no se hizo esperar, y su relación con Kike mejoró bastante. De hecho, a más cosas nos contaba Kike de su novia Estefi, mejor era su relación con la Topo. Mis dudas crecían cada día más. Para empezar, Kike no nos decía exactamente de donde era Estefi, y la chica más bien parecía un personaje feérico que aparecía de la nada cada vez que él pisaba Roche. La muchacha parecía no poseer personalidad alguna, tanto es así que ni estudiaba ni se interesaba por nada más que nuestro amigo, carecía de un estilo concreto, de ideas políticas precisas e incluso de gustos musicales. Finalmente, un día la Topo nos dijo que estaba encantada de que Kike tuviese novia o rollete o lo que fuese, porque así ella ya no se sentía mal por haberle dejado. En el patio de marujas que era nuestro grupo, la noticia corrió nuevamente como la pólvora, y alguien se lo dijo a Kike. No creo que hubiese maldad alguna, todo lo contrario, se lo decían como algo bueno, pero a él le sentó como una patada en la boca del estómago. Posiblemente, mi amigo había esperado que la Topo estallara en celos y volviese con él, se había tomado aquellas muestras de afecto y amistad renovada como una señal, pero ahora le habían lanzado un jarro de agua fría. La Topo no estaba celosa, al contrario, estaba encantada de que Kike tuviese novia. Poco después, Estefi fue desapareciendo de las conversaciones. Kike apenas pasaba ya por Roche, no hablaba sobre ella a menos que le preguntásemos, y respondía a nuestras preguntas con brevedad y una falta de emoción patente, como si estuviese hablando de un personaje de teleserie que ni siquiera le hacía gracia. Un día nos dijo que ya no estaban juntos y que no quería hablar sobre el tema. Cuando el Cubano le insistió, queriendo saber sobre la razón de la ruptura, Kike se limitó a decir: “No tenía sentido.” Estefi no volvió a ser nombrada nunca más. 2012-05-09 09:11 | 4 Comentarios Referencias (TrackBacks)URL de trackback de esta historia http://gadesnoctem.blogalia.com//trackbacks/71784
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