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LA GENERACIÓN DE LAS NOVIAS PERDIDASCuando teníamos 10 años, todos, absolutamente todos los compañeros de clase teníamos novias. Imaginarias, eso sí. Mi generación de EGB fue la última que no tuvo chicas en clase, y claro, teníamos la sangre bastante alterada, sobre todo cuando nos llegaba la noticia de que Ramón o algún otro repetidor se había sacado novia. No es que nos diesen ganas de repetir, claro, pero ya no nos parecía algo tan terrible. Y es que, aunque pueda parecer tontería, al no tener compañeras en las clases no estábamos acostumbrados a tratar con chicas de nuestra edad, y de hecho ni siquiera sabíamos cómo hablar con ellas o dónde encontrarlas. Cierto que en el patio del colegio o en las plazas públicas te podías encontrar grupos de chicas, pero a uno las veía de lejos, no podía interactuar con ellas, e incluso si te acercabas era difícil que te hicieran un hueco... ¿de qué hablaban las mujeres de nuestra edad? ¿qué les gustaba? ¿les interesaban los chicos? Lo poco que sabíamos de chicas eran estereotipos que poco o nada tenían que ver con la realidad. Por supuesto, a nadie le gusta reconocer que no sabe nada de un tema, menos del sexo opuesto, así que solíamos fingir que teníamos novias. ¡Jamás hubo tantos romances a distancia como en aquel entonces! Y es que, si decías que tu novia vivía al lado de tu casa todo el mundo se extrañaría de que fueras a jugar al fútbol al colegio por las tardes o a las recreativas después de comer en lugar de quedar con ella. En consecuencia, nuestras novias eran de San Fernando, del Puerto Santa María, de Puerto Real, Jerez o algún pueblo remoto que sólo se visitaba una vez al mes y en vacaciones. Tener una novia imaginaria conllevaba algunos problemas, todo hay que decirlo. El principal es olvidarte del nombre que te has inventado, aunque también era peligroso equivocarte de localidad, edad e incluso descripción física; quizás, para evitar eso último, la mayoría solíamos decir que nuestras novias eran pelirrojas. En el fondo todos sabíamos que las novias de los demás eran imaginarias, por lo que solíamos ser bastante discretos con los comentarios que realizábamos: ¿Qué tal te va con tu novia? ¿Qué le regalaste por San Valentín? ¿La verás este verano? A nadie se le ocurría invitar a las novias de los demás a una fiesta de cumpleaños, ni te pedían que enseñases el regalo de San Valentín que te había hecho, mucho menos te preguntaban qué hacías con ella. De hecho, es muy posible que nadie supiese qué había que hacer cuando salías con una chica. Teníamos 10 años y aquello no hacía daño a nadie. Sin embargo, según pasaban los años, había gente que seguía obsesionada con el tema de tener novia, y en la universidad todavía había gente que a la primera de cambio se inventaba novias lejanas y platónicas que, en ocasiones, todavía eran pelirrojas.
2012-04-24 11:05 | 3 Comentarios Referencias (TrackBacks)URL de trackback de esta historia http://gadesnoctem.blogalia.com//trackbacks/71697
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