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THUNDARR EL BÁRBARO

El otro día vi algunos capítulos sueltos de Thundarr The Barbarian, una serie de animación postapocalíptica que apareció entre 1980 y 1982 en los Estados Unidos, y que si en su momento se emitió en España me la tuve que perder. La serie me interesaba no sólo por los aspectos de caída/ascenso de la civilización, también porque el guionista de cómics Steve Gerber y el dibujante Jack Kirby estuvieron envueltos en el proyecto.

Uno debe de ver este tipo de series sabiendo lo que se va a encontrar, obviamente, puesto que la animación de la época no era para tirar cohetes. Sin embargo, tras haber contemplado con ojos como plato varios episodios, la animación me parece el menor de los problemas de la serie (de hecho, me parece que ha aguantado relativamente bien el paso de los años). No, no es un problema de animación, sino de conceptos, personajes y escenarios.

Obviamente, los productores pensaban que el público de estas series iba a ser puramente infantil, pero el problema es que no hay el más mínimo guiño a los adultos. Oigan, a lo mejor un padre o una madre ven la serie junto a sus hijos, por favor, no les torturen; o a lo mejor un adolescente se siente atraído por la serie, no hagan algo tan ridículamente infantil. Y es que existen fallos de concepto enormes, como el hecho de que hace dos mil años que la civilización se fue a freír espárragos, pero uno se topa todavía con coches, helicópteros y edificios que están en buen estado, tal vez con algunas ramas por encima, pero ni siquiera están oxidados... ¡los cristales incluso están perfectos!

Para los niños, la serie tampoco debió de resultar especialmente atractiva, no si la comparamos con He-Man. En ésta, el héroe tiene una espada que no puede usar por razones obvias (las series infantiles no pueden mostrar apuñalamientos, vale, es comprensible) y en su lugar se dedica a dar puñetazos y a hacer llaves de judo, dando un buen ritmo a los combates. Sin embargo, Thundarr emplea una espada de luz con la que no para de agitar, pero que nunca impacta a nadie... ¡todo el combate lo resuelve (visualmente hablando) una compañera hechicera que dispara bolas de energía!

El tercer aspecto que me desagrada es que no tengo ni idea de quienes son los personajes. Si volvemos al ejemplo de He-Man, al principio de cada capítulo se nos cuenta quién es el personaje, el villano y sus secundarios. Pero Thundarr sale de la nada, no sabemos hacia dónde va ni quiénes son sus compañeros, y ni siquiera sabemos exactamente cuál es el objetivo final del mago malvado que les persigue. De hecho, tras ver varios episodios, me sorprende que Thundarr sea considerado un bárbaro, primero porque todo el mundo parece haber vuelto a la barbarie, y segundo porque es el que tiene las armas más avanzadas.

A uno no le cuesta comprender porqué el anime japonés acabó por volverse tan popular. No era una cuestión meramente de gráficos, sino de presentación y coherencia interna que productos a priori tan atractivos como Thundarr no tuvieron en cuenta. Una lástima.

2011-07-28 08:56 | 3 Comentarios