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EL ORIGEN (UN POCO TRUCADO Y COMERCIAL) DE SAN VALENTÍNHa llegado San Valentín y, como me ocurre con todas las conmemoraciones (incluido mi cumpleaños y el día del ascenso de Hitler al poder), se me había pasado. Afortunadamente, mi pareja y yo tenemos la sana costumbre de no hacernos regalos cuando los centros comerciales lo demandan, por lo que este despiste no supone ningún problema. De hecho, seamos sinceros, San Valentín no tiene nada que ver con la preparación previa, no es que regalemos un collar hecho con nuestras manos o un osito de peluche cosido en las horas que le robamos al sueño, por lo que a pesar de habérseme olvidado podría tirar de tarjeta y adquirir cualquier objeto en cualquiera de las tiendas que han anunciado en sus estanterías que hoy hay que hacer un regalo: no ayer, ni mañana, sino hoy. La gente suele decir que San Valentín es un día romántico, lo cual no deja de ser curioso, porque nuestro concepto del amor romántico deriva de la Edad Media (su mejor ejemplo es la literatura caballeresca) y posteriormente sería reelaborado en el siglo XIX (el concepto “amor” siempre ha existido, pero no tal y como lo entendemos hoy día, igual que el concepto “libertad” ya se usaba en el imperio romano, sin que por ello la libertad del imperio fuese parecida a la libertad de una democracia actual) y San Valentín es un personaje del que no se tuvo constancia hasta el siglo V d.C., una época de la que pueden decirse muchas cosas, pero no que fuera romántica. Pero entonces, ¿de dónde viene la celebración de San Valentín? ¿Por qué se festeja el amor romántico si fue un personaje que vivió catorce siglos antes de que ese concepto existiera? Sabemos muy poco, y en el Calendario del 354, una obra donde se compilaba un largo listado de mártires cristianos, San Valentín no aparecía en absoluto, y no es posible que fuera un mártir posterior porque desde Constantino (muerto dos décadas antes de la aparición del calendario) el cristianismo gozaba de amplia protección y prestigio, por lo que no es probable que el propio imperio matase a un sacerdote (salvo que hubiese sido propagador de alguna herejía, claro). Sin embargo, el papa Gelasio I creó la festividad de San Valentín en el año 496, dejando escrito que el personaje era un obispo que fue martirizado en África. ¿Contaba el papado con documentos que el paso del tiempo ha destruido? ¿Se rendía homenaje a un personaje mítico que las personas de aquel tiempo creían real? Ambas posibilidades han de ser tenidas en cuenta, pero lo cierto es que la Iglesia no estableció claramente la razón de su martirio (posiblemente por el simple hecho de ser cristiano y no adorar al emperador como a un dios), es decir, no hay ningún indicio de que casara soldados ni nada por el estilo. Tuvieron que pasar mil años para que la figura de San Valentín fuera revisitada. En la Crónica de Nüremberg de 1493 se nos describe no como un obispo, sino como un sacerdote normal que casaba parejas cristianas y ayudaba a los cristianos a esconderse, y al ser descubierto fue asesinado durante el reinado del emperador Claudio Gótico (268-270). Es decir, noventa años después de su muerte, no era conocido como un santo, ciento veinticinco años después de su ejecución sí se tenía constancia de su existencia y martirio, y mil cien años después se tenía constancia de su vida, su muerte y de su martirio, aunque los datos contradecían las fuentes anteriores. O en la Edad Media los historiadores poseían herramientas que hoy día desconocemos (como máquinas del tiempo y esas cosas) o me temo que la figura de San Valentín es un mito que se fue enriqueciendo con el tiempo, algo que por otro lado fue muy habitual. ¿Pero por qué la Iglesia iba a dar un día concreto para un santo del que no se sabía nada? Pues obviamente para cristianizar una festividad pagana que se celebrara en aquel mismo día. A ver, cojamos nuestro calendario pagano: 12 de febrero... 13 de febrero... ¡aquí está, 14 de febrero! Ea, tenemos la Lupercalia, donde se pedía salud y fertilidad. De hecho, es en el siglo XIV en el que el amor romántico (frente a la pareja con la que uno debe de casarse por obligación familiar, la pareja que uno elige porque algo irracional dentro de él se lo solicita) alcanza su cenit, y curiosamente esa es la misma fecha en la que San Valentín es asociado al amor y al matrimonio. El Día de San Valentín como una celebración de los enamorados aparecía también por aquellas fechas, siendo nombrado por primera vez en Parlement of Foules, un poema donde se consideraba que dicho día era especial para los enamorados. Sin embargo, la práctica del regalo vendría varios siglos después. En la Inglaterra de 1797 apareció un texto llamado The Young Man’s Valentine Writer, una compilación de poemitas románticos que podían comprarse para enviar a una mujer (una vez el enamorado copiara de su propio puño y letra, para hacerlos pasar por propios), y que tuvieron tanta popularidad que llegaron a sacarse incluso tarjetas listas para ser enviadas, menos personales pero mucho más cómodas, pues al ser un poema con letra de imprenta era imposible reconocer a quien lo había enviado (algo muy práctico si la timidez dominaba al enamorado, o si la muchacha tenía un marido celoso y que supiera manejar un arma). La popularidad de estas tarjetas fue tal que, para mediados del siglo XIX, había auténticas fábricas destinadas a producirlas, con todo tipo de elementos decorativos como colores, lazos, etc. hasta tal punto que la prensa empezó a hacerse eco de la moda, que pronto saltó a la costa este de los Estados Unidos. Allí, la costumbre de las tarjetas se mantuvo inmutable hasta que, principalmente después de la segunda guerra mundial, los regalos comenzaron a hacerse más amplios: chocolates, flores y cajas con forma de corazón dejaron constancia de un aumento del poder adquisitivo de los estadounidenses de la época, y el cine se encargó de hacer la costumbre universal. Para no quedarse atrás, la industria de la joyería fomentó en los años 80 el diamante como regalo ideal para estas fechas (pero si alguien me quiere regalar un diamante en otras fechas, por favor, que no se corte). Y ese es el origen de una festividad que ya no es ni cristiana ni pagana, simplemente comercial. 2011-02-14 10:34 | 4 Comentarios Referencias (TrackBacks)URL de trackback de esta historia http://gadesnoctem.blogalia.com//trackbacks/68959
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