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LA AMANTE 4: ¡AL FIN UNA FOTO!

Tengo una sensación rara desde el otro día, concretamente desde el sábado, cuando nos quedamos dormidos y no pudimos sacar ni una sola foto a Solano y sus ligues extramatrimoniales. Es la sensación de qué se nos acaba el tiempo. Pasa continuamente: tienes una idea muy buena, pero al final la vas dejando para mañana, y para mañana, y al final se queda en eso, en una idea, porque nunca se materializa.

Sin embargo, al llegar a clase me he topo con Kike, y por la sonrisa que luce parece el hombre más feliz del mundo, como si le hubiese tocado la lotería o la Topo hubiese dejado plantado a Joaquín.

“¡Las he conseguido!” me dice.

Yo no me entero de nada, pero Kike no deja de asentir con la cabeza.

“Las fotos, que las he conseguido.”

“¿Pero qué fotos?” le pregunto un poco confundido.

“Las de So... las del tipo eso, tú ya sabes.”

¡La leche! O Kike se ha tomado un ruso blanco antes de venir a clase, o aquí ha pasado algo raro. ¿Cómo puede tener las fotos si todos nos quedamos dormidos el sábado?

“El otro día miraba por la ventana y allí estaba el So... el tipo,” mi amigo hecha un vistazo a izquierda y derecha, intentando vislumbrar si alguien nos espía, cosa que obviamente no ocurre. “El tipo estaba con la chica que te dije. Alucinante, no veas, así que agarré la cámara y zas, zas y zas.”

“¿Pero cómo supiste que estaba allí?”

“¡Pues porque me quedé toda la tarde y parte de la noche esperando a ver si volvía!”

¡Eso es un amigo! Porque Kike saca buenas notas, ojo, y a él ni le va ni le viene saber las respuestas del examen, pero el tío se ha quedado todo el día mirando a ver si el criminal volvía a la escena del crimen. Y volvió, claro.

Nuestro amigo Weber es aficionado a la fotografía. No es que sea Peter Parker, pero está en el club de fotografía del colegio y en los partidos de fútbol es el que saca las fotos. Como en el club tienen materiales de sobra, incluso un cuarto oscuro, le pedimos que sea él quien revele las fotografías.

Dicho y hecho, tres días después nos llega con seis fotos. Las tres primeras muestran algo, posiblemente un ser humano, agarrado de otro ser humano, aunque si entornas los ojos podría ser una farola o una mujer, no queda muy claro. Las otras tres fotos muestran una calle vacía y pésimamente enfocada.

“Bueno, parece que las has revelado un poco mal,” protesta Richi.

Weber nos mira un poco disgustado, como si no apreciásemos su trabajo: “¿Mal? Suerte que han salido seis, porque parecen hechas por un mono con párkinson.”

“¿Pero tú estás seguro que las has revelado bien?” insiste Richi.

“Que sí, coñe, que llevo dos años y medio revelando fotos y sé hacerlo. Que estas fotos parece que se han hecho sin enfocar y sin flash.”

“Ah, eso es porque... porque no le puse flash,” nos dice un poco apurado Kike. “¡No me miréis así! Si tú vas por la calle y empiezas a ver un flash, pues te puedes oler algo raro, ¿no creéis?”

“Podías haber enfocado un poco.”

“Es que no me quería asomar a la ventana para que no me viera, así que saqué la foto como pude...”

Total, que si nos hubiesen traído seis estampas de futbolistas famosos estaríamos en las mismas.

¿Recuerdan esa sensación que les comenté hace un momento? ¿Esa sensación de que esto no va a llevar a nada? Pues está creciendo, diablos, está creciendo por momentos.

2010-07-04 12:33 | 4 Comentarios