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LA AMANTE 1: ¡QUIÉN LO IBA A IMAGINAR!Es por la mañana. El sol comienza a picar a través de las ventanas del colegio y los pasillos se inundan con el olor a tortilla recalentada que preparan en la cocina para el desayuno. Falta poco para el recreo. Al escuchar la sirena, que siempre nos ha parecido una alarma antibombardeos reciclada, las puertas de las aulas se abren como si algo hubiese explotado dentro de las clases, y la carrera frenética para ocupar un puesto en el baño o ante la barra de la cafetería comienza. Omeya tararea “Libre, quiero ser libre”, pero aún me faltan dos años para pillar la referencia. Una vez comprados los bocadillos, vaciadas las vejigas y encontrado un hueco en el patio, nuestro grupito se reúne. Algunos ni hablan, ocupados como están en dar mordiscos al pan descongelado. Yo soy más práctico y bastante más pobre, así que desayuno en casa, y si el hambre pica les pongo carita de pena al Cubano o al Sangre, que tras mucho quejarse ceden y te dan un trozo; Richi solamente se zampa un cigarrillo y un chupito de agua. Kike, que no se lleva demasiado bien con la gente de su clase, aprovecha estos momentos para charlar por los codos, pero hoy parece estar en otro mundo. Si no fuese tan empollón, creeríamos que le preocupan las notas. Richi me da un codazo por lo bajini, y me hace señales. Yo le respondo con la cabeza, que sí, que ya me he dado cuenta que Kike anda en Babia. “Kike, picha, ¿tú estás tonto hoy o qué te pasa?” pregunta Richi con su habitual tacto. “¿Estás preocupado por las notas?” pregunta el Sangre, que no ha podido evitar darse cuenta de la apatía de nuestro compañero. “No le des más vueltas, que yo estoy mucho peor, cinco que me van a quedar si tengo suerte, que no creo que la tenga, y tampoco me agobio.” Pero Kike sigue callado, como si no encontrara las palabras. “¿Es por una tía?” le pregunto yo, que sé que aún no se le ha pasado lo de la Topo, y eso que ya hace cerca de seis meses que lo dejaron. Kike mueve la cabeza, asintiendo. “Lo pasado, pasado está” le reprende alguien, no sé quién, porque todos andan diciéndole alguna cosa para animarlo. “No, no, que es por una tía pero yo no la conozco” nos acaba confesando, cediendo al peso de nuestra exagerada preocupación. “Pues te tienes que presentar, macho, que la tipa no va a venir a pedirte salir” le dice el Cubano, que es algo así como nuestro Casanova particular, y sabe un montón de mujeres... ¡ha tenido una novia y en Semana Santa se lió con una! “Que no, que no es eso,” insiste Kike, “que ni la conozco ni quiero nada con ella”. Lo miramos un poco confundidos. El calor comienza a apretar, y unos goterones gordos le resbalan por la frente a nuestro amigo. Sea lo que sea, no sabe cómo decírnoslo. “Es que es complicado... de aquí no puede salir, ¿eh?” y nos mira con firmeza, dejando claro que quien se vaya a ir de la lengua mejor hará en irse ya mismo. Todos permanecemos en nuestro sitio. “El otro día vi a Raúl Solano salir de un bar que hay debajo de mi casa. Iba yo de recogida, acababais de dejarme en mi calle, y me cambié de acera para no topármelo...” Todos nos quedamos un poco confusos. Vale, encontrarte un profesor de noche es una lata, porque te puede echar la bronca por estar de parranda a esas horas, sobre todo si los exámenes están al caer. “No, no me miréis con esa cara” prosigue Kike. “El problema no es que me viese, porque no me vio, el problema es que de repente salió una chica del bar. No la pude ver muy bien porque no quería mirar, no fuese a ser que me reconociera, pero la cosa es que la tía le plantó un besazo en toda la boca, que lo vi de refilón y me quedé frío, de película X.” Profundo silencio. “Bueno,” dice Richi rompiendo el silencio, “sería la mujer.” “Tú no viste ese beso, tu mujer no te besa así. La leche, a mí mi novia nunca me besó así.” En un momento de maldad, pienso que la Topo quizá si bese así a su nuevo novio, pero del tirón me arrepiento y me enfado conmigo mismo. “Hay gente que es muy fogosa” dice el Cubano. “¿Quién sabe?, lo mismo son uno de esos matrimonios que están todo el día dale que te pego.” “¡Que no!” insiste Kike. “Él se fue, pero ella se volvió al bar... y además era muy joven, yo creo que de 20 no pasaba.” “¡Una antigua alumna!” exclamo tan fuerte que, en los grupitos de al lado, la gente me mira. “Shhh” me indica el Sangre. “El Solano las vuelve a todas locas, manda huevos, todo porque hace deporte y viene sin afeitar a clase... las muy pavas se creen que es el Antonio Banderas de la Bahía.” Richi nos mira a todos y habla lo más flojo posible: “Hay que enterarse si es la mujer, ¿vale? Porque si no lo es, ya sabéis lo que esto significa.” “Que es un cabrón que engaña a su mujer” intenta sentenciar Kike. “No, picha, que pareces tontito cuando quieres. Significa que vamos a aprobar Inglés por la putísima cara.” 2010-07-01 00:03 | 4 Comentarios Referencias (TrackBacks)URL de trackback de esta historia http://gadesnoctem.blogalia.com//trackbacks/67245
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