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UN AMOR SINCERO

¿Les he hablado alguna vez de Angelito? Un tipo grandote, antiguo compañero del colegio, que siempre llevaba una camiseta de publicidad, lo mismo le daba que fuera del Champion o del Ayuntamiento, que le quedase ajustada o le faltasen dos tallas para llenarla.

Pues sepan ustedes que Angelito era muy buen tipo, ni pizca de maldad tenía, hasta tal punto que la mitad de las veces uno se preguntaba si no sería un poco carajote, y la otra mitad si no lo sería en grado máximo. Y es que el pobre tenía unas salidas que no eran muy normales.

Cierto, cierto, nosotros tampoco éramos muy normalitos. A Richi le daba por pintarse sus propias camisetas, Kike se llevaba las camisetas de Iron Maiden escondidas en la mochila y se las ponía en el cuarto de baño del colegio por miedo a que su padre le castigara, y de mi mejor no hablar, que cuando no tenía ni idea de qué poner en un examen escribía en el folio, daba igual que fuese de Matemáticas o de Latín, un cuento de ciencia-ficción (las más de las veces basado en Warhammer 40.000). Vamos, que todos teníamos nuestras cosas y nuestras manías, pero Angelito nos superaba a todos.

El pobre andaba perdidamente enamorado de Marina, que era una de las niñas más guapas del colegio, o al menos eso decía todo el mundo. A mí me parecía muy flaquita, y cuando la veías corriendo en Educación Física te parecía que se fuera a romper al más mínimo roce, pero hay que reconocer que tenía unos ojos preciosos, de un color verde muy intenso, y se movía con un desparpajo que para nada parecía una chica de 15 ó 16 años. Para salir con Marina había cola. Para prestarle los apuntes había cola. Para que te dijera que no se liaría contigo ni muerta había cola, y encima doble. Y a Angelito no se le podía ocurrir otra cosa que enamorarse locamente de Marina.

Un día, a la hora del recreo, nos preguntó qué podía hacer al respecto. Yo, que en mi vida había tenido novia, me encogí de hombros, dándole a entender que en ese tema pocos consejos podría darle. El Cubano le contó que cuando el amor surge, es una llama que nadie puede parar o alguna cursilada por el estilo, y que en resumidas cuentas venía a decirle que si ella no le había dado ninguna pista de que le gustaba, lo mejor era olvidarse del tema. Pero Richi dijo que no, y como siempre nos engatusó con su parla:

“Una chica no puede conocer a todos los chicos. Ella te ve todas las mañanas, pero sólo eres una cara y no te conoce. Es como la primera vez que ves el marisco, que piensas que debe de ser una cosa asquerosa y, sin embargo, está para matarse”, y ante eso último todos asentimos. “Pues lo que tienes que hacer es decirle a la chavala la verdad, pero ojo, la verdad de veritas, lo más sincero posible, abrirle el corazón para que vea que tú ere especial, que eres mucho más que el chaval que ve por los pasillos.”

Y Angelito dijo que sí, que claro que sí, que al día siguiente se iba a lanzar e iba a ser sincero como nunca antes lo había sido.

Al día siguiente la noticia recorrió el colegio: Angelito se había acercado a Marina durante el cambio de clase y le había dicho que, desde que la conocía, se mataba a pajas. La sinceridad, en ocasiones, es mala para la salud.

2010-05-26 00:35 | 8 Comentarios