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AUTE - LAS CUATRO Y DIEZ

Hay canciones que no te interesan, incluso que te disgustan un poco, y que esquivas con la habilidad de un salador olímpico. Hasta que un día las vuelves a escuchar y te das cuenta de que te encantan, no porque tus gustos musicales hayan cambiado, sino porque ahora las entiendes.

“Las cuatro y diez” fue, durante años, la única canción de Aute que me fastidiaba escuchar. Me parecía tontorrona, muy sencilla, que no decía absolutamente nada. Tuvieron que pasar los años, quedar con una ex de la que no sabía absolutamente nada desde hacía varios años, y mientras charlábamos escucharla decir “Anda, que parecemos los de la canción del Aute.” Y de repente, la canción tuvo sentido.

Al principio creía que era una canción triste, pero luego te das cuenta de que simplemente es nostálgica. No nostalgia hacia la chica, ni hacia la relación, sino hacia el tiempo que pasó, hacia los muchachos que eran.

De hecho, ya no me parece una canción simple, para nada. Si se fijan, los tres primeros párrafos hablan del ayer, mientras que los tres siguientes hablan del presente. En esa primera parte se habla de clases, mientras que en el segundo de trabajo; ella le espera cuando son jóvenes, mientras que de adultos se despiden con la esperanza de volverse a ver algún día.

Sin duda una canción estupenda.

 

LAS CUATRO Y DIEZ

 

Fue en ese cine, ¿te acuerdas?,

en una mañana al este de Edén,

James Dean tiraba piedras

a una casa blanca, entonces te besé.

 

Aquélla fue la primera vez,

tus labios parecían de papel,

y a la salida en la puerta

nos pidió un triste inspector nuestros carnets.

 

Luego volví a la academia

para no faltar a clase de francés,

tú me esperaste hora y media

en esta misma mesa, yo me retrasé.

 

¿Quieres helado de fresa

o prefieres que te pida ya el café?

Cuéntame como te encuentras,

aunque sé que me responderás: muy bien.

 

Ten, esta foto es muy fea,

el más pequeño acababa de nacer.

Oiga, me trae la cuenta,

calla, que fui yo quien te invitó a comer.

 

No te demores, no sea

que no llegues a la hora al almacén;

llámame el día que puedas,

date prisa que ya son las cuatro y diez.

2010-04-23 11:22 | 0 Comentarios


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