Inicio > Historias > LIGANDO EN LA BARBACOA DEL CARRANZA | ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
LIGANDO EN LA BARBACOA DEL CARRANZATarde de fútbol y noche de barbacoas. Los aficionados al deporte rey disfrutaban de un emocionante partido y luego de un rato entre amigos, hamburguesas y cubatas; los menos futboleros pringábamos cogiendo sitio, cargando las provisiones o montando la barbacoa. Pero al final daba igual, porque pasar una noche en la playa, envuelto por el olor a carbón ardiendo y a sal valía la pena. Lo único que echábamos en falta era ligar. Ya lo decía Richi todos los años: “Esto es de película romántica, playita y porritos, calor de sobra, agua para bañarse y rincones de sobra para perderse con una chica… ¡y nosotros sin chicas!” Sin embargo, aquel año nuestro amigo no pensaba pasar otra barbacoa del Carranza sin comerse una rosca. Lo tenía todo preparado: la chica, una tal Tatiana compañera de clase; el momento, claramente idóneo puesto que el novio acababa de dejarla; la estrategia, simple como las magdalenas, simplemente emborracharla y dejar que el alcohol hiciera el resto. Richi apareció con ella a las 10 de la noche. La chica era guapa y bastante alta, y aunque iba muy arreglada no parecía una chica pija de esas que se asustan si les salpica la arena; en el mismo momento que nos ayudó a cargar y a montar la barbacoa decidimos que nos caía estupendamente. No era muy habladora, aunque se integraba en las conversaciones y opinaba sobre prácticamente todo, siempre con buen criterio y gran sentido del humor. El único signo de que se había peleado con el novio era la ansiedad con el que vaciaba los vasos de sangría, señal ineludible de que esperaba ahogar las penas. Entre tintos, cervezas y filetitos pasamos las dos primeras horas de la noche. Richi tonteaba con ella, aunque la cosa no parecía ir demasiado bien. “Ni siquiera está empuntada” se quejaba mi amigo, “¡esta niña bebe como una cosaca!” Rápidamente abrió la botella de whisky y ofreció un vaso a Tatiana, luego la de ron, luego una de Martini… la pobre muchacha bebía y bebía mezclando cuanto brebaje se le ofrecía. Al final sintió los efectos de tanto bebercio, y comenzó a hablar más de la cuenta, se le iluminaron los ojos y, tras una breve euforia, llegó la pena. “Mi novio es un cabrón” decía a cada raro, “y me ha dejado por una flacucha que es idiota y encima una estrecha.” Y Richi le daba la razón, la abrazaba, le decía chorradas al oído y esperaba a que ella se abalanzara sobre él. “Le va a dar por desquitarse, por vivir la vida, y ahí estaré yo para hacerla olvidar al novio.” Pero la espera se alargaba y Tatiana no se desquitaba. Pasaron las dos y luego las tres, acabamos con las hamburguesas y los choricitos, fuimos a por hielo, nos dimos un baño… y Richi veía con desesperación cómo sus planes se hacían trizas. La gota que colmó el vaso fue cuando la muchacha quiso acercarse por la barbacoa de su ex-. “Yo no te pienso acompañar” dijo muy serio Richi, que apenas había disfrutado de la velada por estar pendiente de ella, esperando su oportunidad. Pero como temía que se reconciliara con aquel tipo que no lograba olvidar, o que no supiera volver por el ciego que llevaba, mi amigo agarró por banda a Kike, que andaba más feliz que nadie comiendo un bote de frutos secos. “Kike, te encomiendo una misión. Acompaña a Tatiana a ver a su ex- y procura que vuelva pronto.” Kike se quedó un poco aturdido, no sé si por el sueño que empezaba a apoderarse de la mayoría de nosotros, si por lo absurdo de la petición o por el morro de Richi, que había traído a la chica y ahora quería endosársela a él. “Pero yo estoy comiendo…” Richi puso esa mirada seria, de hombre desengañado, que tanto gustaba esgrimir cuando te chantajeaba: “¿Cuántos favores te he hecho yo? ¡Montones! Y te pido que acompañes a una chica guapa para que un cabrón de ex-novio no se aproveche de ella, y tú me dejas tirado. Que me falles a mí lo acepto, pero que le falles a la pobre chica…” Y Kike, sintiéndose caballero andante, acompañó a la chavala medio obligado.
La noche continuó. Se acabó el hielo, el carbón, llegó el frío que precede al alba y un par de borrachos estuvieron a punto de ahogarse mientras se bañaban al lado nuestro. Tatiana no volvió, Kike tampoco.
Al día siguiente nos enteramos del notición: ¡se habían liado! ¿Se cumplió la predicción de Richi y la muchacha acabó buscando consuelo y olvido en los brazos del primero que estuviera a mano? ¿Acaso ella se había fijado en él a lo largo de la noche? ¿Tal vez a lo largo de la caminata hablaron y se sintieron atraídos? Ni idea, pero el hecho es que Richi se cogió un cabreo de tres pares de narices. “No sólo me ha robado la chica… ¡también el plan!” Tuvieron que pasar un par de meses para que se le pasase el cabreo. 2009-08-16 00:59 | 4 Comentarios Referencias (TrackBacks)URL de trackback de esta historia http://gadesnoctem.blogalia.com//trackbacks/64115
Comentarios
|
Consigue mis librosLa explosión Marvel: Historia de Marvel en los 70 Los animales en la Historia y la Cultura Los cómics de la Segunda Guerra Mundial Archivos
DocumentosTu IP es: Enlaces indispensablesCRISEI DIARIO DE UNA NIÑERA EN BIRMINGHAM (Alejandra Flores) |
© 2002 Jose Joaquin
|