ESCUCHA LO QUE YO DIGA, PERO NO LO ESTUDIES
Me sorprende el poco cuidado que pueden tener algunos profesores con las cosas que dicen. Cierto es que la mitad de las veces sus alumnos no les hacen caso, pero leñe, basta que digan una burrada muy gorda para que haya quien le preste atención.
En la clase de mi prima, que no tengo muy claro en qué curso debe estar, aunque calculo que será 5º o así, el profesor ha suspendido a más de la mitad de la clase. ¿Por qué? Por responder mal la pregunta del examen de Conocimiento del Medio (o algo así).
La cosa es que el profesor estaba explicando a su alumnado las diferencias entre un barrio burgués y un barrio obrero, que básicamente se resumía en: “En los barrios burgueses los piropos a las señoritas son bonitos y poéticos; en los barrios obreros lo que dicen son cochinadas sexuales.”
Llegó el día del examen y, ¡toma ya!, la pregunta que tocó fue decir un aspecto que diferenciara los barrios obreros de los burgueses. Alguna gente, como mi prima, que memoriza el libro y luego lo vomita en pleno examen, dijo tal cual lo que habían estudiado. Pero buena parte del alumnado decidió explicar lo que el profe había dicho en clase, para que él viese que atendían: “En los barrios obreros dicen guarradas a las chicas, y en los burgueses lindos piropos.” El profesor les dijo, cuando protestaron por el suspenso, que una cosa era lo que él decía en clase y otra era escribirlo en un examen.
El problema no es la explicación del profesor (que es la mayor gilipollez clasista que he oído en mucho tiempo), sino que lo dijo a sus alumnos y luego no aceptó que estos lo empleasen en el examen.
¿Se imaginan que eso pasara en el mundo de la política? Un político dice que los homosexuales merecen ser fusilados, los inmigrantes ser convertidos en esclavos y las mujeres que no se casen apedreadas en público, pero pide a los periodistas que no citen sus palabras porque no vienen en el programa del partido (su libro de texto particular).
Cuando se dan clases hay que ser consecuente con lo que se dice (y también hay que preparar lo que se dice, pero claro, eso ya es otra historia), para bien o para mal. No hablo de ideología ni de ser políticamente correctos, simplemente de ser capaces de dar el mismo discurso en el aula que el que luego vamos a pedir en el examen. De otra forma, muy pronto estamos instruyendo a los alumnos en la doble moral.
2009-06-02 13:52 | 5 Comentarios
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Comentarios
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Ésa es una de las razones por la que dejé de contar chistes en mis clases hace ya un par de años. ;) |
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Uy, uy... no estoy de acuerdo con lo de los chistes... Se abre el telón y se ve una matriz 3x3 con determinante no nulo. ¿Cómo se llama la peli? :P
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Yo siempre que puedo empleo muchas anécdotas históricas, aunque siempre procuro relacionar la anécdota con algo concreto del tema, pues así lo pueden colar en el examen sin que choque a la vista del profesor.
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Lo peor, es que igual esos chabales se habran quedado con la idea de que no deben atender al profesor. Para una vez que lo hacen y les sale asi el tiro... |
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