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LAS CHICAS MARVEL
(Extracto de “Entre el romance y el heroísmo”)
La editorial Marvel, aunque con diferentes nombres, existía desde 1939, y había creado algunos de los personajes más famosos y mejor vendidos de la industria del cómic, como el Capitán América, o Millie La Modelo. Sin embargo, sería a partir de noviembre de 1961, con la aparición de Fantastic Four #1, que pasaría a llamarse Marvel Comics, y encabezaría una auténtica revolución de contenidos de la mano de un guionista-editor llamado Stan Lee, rompiendo moldes y creando una nueva forma de narrar y entender los cómics.
* Stan Lee
Aunque Marvel Comics era propiedad del empresario Martin Goodman, el peso del trabajo editorial caía sobre el sobrino de su mujer, Stan Lee.[1] Lee empezó a trabajar en la editorial desde muy temprano, antes del estallido de la II Guerra Mundial, recién salido del instituto; ejerció como editor y como principal guionista durante unos 20 años, hasta que a principios de los años 60 empezó a plantearse el dejar el mundo de los cómics. Según él mismo contaría una y mil veces, su trabajo le parecía repetitivo, y no le gustaban el tipo de historias que el público pedía. Como ya tenía decidido abandonar la compañía, probó a escribir un cómic que a él sí le gustara, con personajes que se pareciesen a la gente que él conocía, que fueran creíbles. Aquel cómic presentó a los Cuatro Fantásticos, y fue tan bien recibido que acabó quedándose en la editorial, creando las historias y desarrollando los personajes que realmente le gustaban.
Sin embargo, tampoco debemos de engañarnos, puesto que junto a las ideas innovadoras coexistían viejos conceptos, sobre todo en lo tocante a la mujer, tanto porque el CCA debía de ser respetado, como porque Stan Lee, los dibujantes de la editorial, y propios lectores eran, en su mayoría, hombres. Por eso, vamos a abordar la revolución Marvel desde dos puntos de vista, por un lado observando todos los elementos tradicionales que mantuvo, y por otro, viendo todos los elementos nuevos y originales que añadió. Pretendemos así que sea el lector quien juzgue si realmente la figura de la mujer fue dignificada, aunque nosotros estamos convencidos de ello.
* Una visión masculina
- Trabajo y tradición:
Stan Lee volvería sobre el género de los superhéroes, creando heroínas que acompañasen a estos. Sin embargo, estas eran con diferencia el eslabón más débil del grupo. En Fantastic Four (Los Cuatro Fantásticos) la Chica Invisible no tenía más habilidad que la de ocultarse de sus enemigos, mientras que sus compañeros tenían tremendos poderes físicos; en Avengers (Los Vengadores), la Avispa no poseía más poder que el de volverse del tamaño de un insecto y volar, mientras que algunos de sus compañeros eran dioses mitológicos; en X-Men (La Patrulla X) encontrábamos a la Chica Maravilla, con el poder de mover objetos no muy pesados con la mente, mientras que sus compañeros hacían nuevamente muestra de poderes más físicos y espectaculares. La heroína era útil, a nivel narrativo, como elemento decorativo. También era imprescindible para introducir el romance y los triángulos amorosos, que tanto gustaban a los lectores. Sin embargo, su debilidad la convertía más en una carga para los demás héroes, que en una aliada: innumerables veces sería secuestrada, u objeto de disputa entre varios personajes que quisieran conquistar su corazón. En sus identidades civiles, las heroínas también tenían roles clásicos. A Sue Storm (La Chica Invisible) no se le conocía más oficio que el de ser la prometida del líder del grupo, Mr. Fantástico. Otra heroína, Janet Van Dyne (La Avispa), era una frívola y rica heredera que pasaba el tiempo cambiando su vestuario, siendo su trabajo como heroína más una diversión que una vocación. Finalmente, Jean Grey (La Chica Maravilla) era una estudiante de secundaria, de clase media acomodada, a la que no se le conocían planes de futuro para cuando acabara los estudios.
Las chicas sin poderes que aparecían en los cómics Marvel tampoco es que fueran nada original. En Spiderman, la tía del personaje era una viuda con dificultades económicas, digna de una novela de Dickens; su primera novia, Betty Brand, era una simple secretaria; incluso una de las chicas más explosivas de la serie, la pelirroja y atractiva Mary Jane Watson, no dejaba de ser una “cabecita hueca”, que trabajaba como go-go y soñaba con ser actriz algún día. Todos los secundarios femeninos ibas a seguir estas líneas: la secretaria de Daredevil y la de Iron Man, la enfermera que amaba al dios nórdico Thor, la hija del general que perseguía al increíble Hulk, etc. De hecho, a principios de los 60 los cómics de superhéroes se fueron alternando con otros géneros, como las historias de Millie The Model, o los romances tradicionales que se publicaban en Love Romances, en los que encontramos la misma idea de mujer que había a finales de los años 40. En ese sentido, Wonder Woman seguía siendo la heroína femenina más interesante dentro de los cómics, aunque sus aventuras hacía una veintena de años que no sufrían cambio alguno.
- Romance:
Una de las grandes innovaciones de Stan Lee fue hacer que sus héroes sufrieran. Podrían ser muy poderosos, pero en el amor todo les iba mal. Los triángulos amorosos eran una fórmula habitual de atormentar a héroes y heroínas, haciéndoles más interesantes a ojos de los lectores. Podíamos encontrar a héroes, como Spiderman o Cíclope de la Patrulla X, que eran incapaces de confesar sus verdaderos sentimientos a la chica que amaban. La chica, profundamente enamorada de su héroe, era incapaz de tomar la iniciativa. Mientras que el hombre escondía sus sentimientos por miedo a ser rechazado, la mujer los escondía porque no habría sido correcto que una mujer se declarara.
Por otro lado, había héroes que simplemente ignoraban a las chicas que les perseguían. Iron Man, sin ir más lejos, tendría gran cantidad de romances, mientras su secretaria permanecía fiel y esperanzada en que algún día se fijase en ella. El Hombre Hormiga, el novio de la Avispa, también ignoraba completamente a su chica, no tomándola demasiado en serio. La reacción de estas mujeres era, en vez de plantar cara o discutir el problema, poner celoso a los héroes flirteando con otros hombres.[2] Incluso entre las relaciones que acabaron cuajando, se podía ver un cierto tono machista. Los superhéroes se emparejaban con mujeres normales o con heroínas, mientras que estas últimas sólo lo hacían con héroes, o en su defecto permanecían solteras (Marín, 2001:67).
* Una visión original
Puede parecer que Stan Lee simplemente mezclara géneros -- superhéroes con romance, mitología con ciencia-ficción, etc. --, pero lo cierto es que poco a poco comenzó a introducir pequeños cambios revolucionarios. Al principio fueron muy pocos, y de manera bastante disimulada, de tal forma que no tuvieron problemas con el CCA; pero luego, cuando los lectores empezaron a escribir, encantados con la nueva forma de presentar a los personajes, los cambios comenzaron a ser más radicales.[3]
- Mujeres que eligen:
En los años 60, uno de los mayores avances del movimiento feminista sería a nivel psicológico, cuando empezara a crearse una conciencia femenina. Era un replanteamiento del rol femenino por parte de las propias mujeres, que empezaban a cuestionarse el papel que la sociedad les había atribuido. Aunque en 1961 las organizaciones feministas aún no eran suficientemente fuertes ni conocidas, Stan Lee empezó a reconsiderar el papel de algunas de las mujeres de sus cómics. Por ejemplo, la Chica Invisible, que parecía ser el miembro más débil de los Cuatro Fantásticos, y que estaba abocada a casarse con el líder del grupo, empezó a tomar decisiones por su propia cuenta y riesgo. Para empezar, comenzó a ser fundamental para el grupo. Tal vez sus poderes no fueran muy grandes, pero sin ella y sus esfuerzos, el resto del cuarteto no sería capaz de seguir junto. Además, comenzó a usar sus poderes de forma cada vez más creativa -- cierto que muchas veces siguiendo las órdenes de su prometido --, hasta el punto de que fue fundamental para derrotar a los peores enemigos del cuarteto. Pero el cambio más fuerte sería a nivel amoroso. Lejos de resignarse a aceptar su futuro matrimonio con Mr. Fantástico, acabaría enamorándose de un enemigo del grupo: Namor, el príncipe submarino, en Fantastic Four #4 (mayo de 1962). Dividida entre ambos amores, la Chica Invisible sería la primera mujer del cómic que se atrevería a elegir.[4] Otras mostrarían un coraje inusitado, pero no luchando contra villanos, sino enfrentándose a sus propias minusvalías. Sería el caso de Alicia Master, una escultora ciega bajo el férreo dominio de su padrastro, el villano llamado Amo de las Marionetas. Finalmente, tras años de ciega obediencia, se revelaría contra su padre y contra una sociedad que la consideraba inútil: abandonando a su padre, instalándose por su cuenta, y ganándose la vida con sus esculturas. En un acto de amor, pero también de rebelión, se enamoraría de la monstruosa Cosa, un miembro de los Cuatro Fantásticos cuya piel era pura roca. Cuando la gente comentó que estaban juntos porque ella no podía verle, respondería que muy por el contrario, ella puede ver su interior, y que por eso le ama. Fue un amor políticamente incorrecto, que no pudo acabar en matrimonio, pero por el que Alicia luchó con todas sus fuerzas.
Pronto, otras mujeres de cómic se contagiaron de esta actitud. A Peter Parker (Spiderman) las chicas le daban calabazas cuando se portaba como un idiota. La Bruja Escarlata, una villana de buen corazón que acabaría uniéndose a los Vengadores, permaneció en el grupo varios años sin tener que enamorarse de nadie, y negándose a ser una dama en apuros, lo que la enfrentaba con Mercurio, su sobreprotector hermano, cuya relación daría mucho juego en la década de los 70. Las elecciones no sólo se referían al terreno amoroso. En los 60 comenzó a ganar fuerza la informalidad a la hora de vestir. En los cómics, que siempre habían mostrado a hombres enchaquetados y mujeres de traje, comenzaron a mostrarse cambios estéticos muy importantes. Al principio, por pura necesidad: los lectores querían leer cómics de amor con protagonistas que no les recordasen a sus padres, así que la forma de vestir de los personajes debía coincidir con las modas del momento. En Spiderman más que en ninguna otra serie, puesto que el protagonista era un adolescente, se vería el triunfo de una nueva estética. Pero lo más interesante fue que muchas heroínas empezaron a utilizar trajes unisex, como la Chica Invisible o la Chica Maravilla, que vestían exactamente el mismo uniforme que sus compañeros. Otras heroínas como la Avispa o la Viuda Negra, aunque comenzaron llevando faldas, también acabaron por llevar cómodos pantalones similares a los de otros héroes.
- Un oficio peligroso:
Muy pronto, las heroínas dejaron de ser meras amantes, y se convirtieron en miembros de pleno derecho de sus grupos. Algunas vieron incrementados sus poderes, como la Chica Invisible, que además de hacerse invisible podía crear poderosos campos de fuerza. La Chica Maravilla, de poder mover sólo unos libros con el poder de su mente, acabaría siendo capaz de mover gran cantidad de peso. Incluso un personaje aparentemente inútil, como la Avispa, acabaría siendo tan valiente o más que el resto de sus compañeros, siendo herida de muerte en The Avengers #13 (febrero de 1965), demostrando que el heroísmo no residía en el poder, sino en el valor y la determinación que se tuviera, sin importar el género. También hubo personajes que, sin tener poderes, ayudaron a los héroes en pie de igualdad. La Agente 13, compañera y amante del Capitán América, sería un ejemplo perfecto. Ejercía como agente secreto para el gobierno de los EE.UU., luchando contra cualquier tipo de amenaza, sin aceptar nunca retirarse por mucho que el héroe se lo pidiera. Los héroes de Marvel, además, no tuvieron versiones femeninas en los años 60. No se intentaba crear una copia femenina de los héroes más famosos, sino muy al contrario, se crearon personajes que les complementaban gracias a que tenían una identidad e intereses propios. La mujer dejaba de ser un mero reflejo del héroe, y comenzaba a tener una identidad propia.
- Chicas cotidianas:
Las mayores proezas de las mujeres que aparecían en las historias de Marvel no tenían nada que ver con viajar a remotos planetas, luchar contra peligrosos enemigos, ni salvar a toda la humanidad. Al contrario, las mayores proezas de las chicas de Marvel comenzarían cuando estas se matricularan en la universidad, participaran en movimientos de estudiantes, o confraternizaran con personajes de color. Y es que lo más interesante de las chicas de Marvel no eran las heroínas, sino las mujeres corrientes que habitaban sus viñetas. Mujeres atractivas, como Mary Jane Watson o Gwen Stacy, novias de Peter Parker (Spiderman); pero también mujeres corrientes como Betty Brand y Betty Ross, amores frustrados de Parker y del increíble Hulk; e incluso mujeres mayores cuando no ancianas, como May Parker o Peggy Carter. Eran mujeres que, a pesar de mostrarse frágiles y delicadas, iban a demostrar una tremenda valentía. Tal vez no lo hicieron luchando contra villanos, pero sí encarando con firmeza las situaciones que irían surgiendo: la muerte de sus seres queridos, la superación de sus propias limitaciones, la lucha por la igualdad de derechos… Nuevamente el valor y el coraje nada tenían que ver con tener grandes poderes. En muchos aspectos, el personaje de Wonder Woman había sido finalmente superado.
* Una nueva generación
A lo largo de los años 60, Stan Lee comenzó a delegar los guiones de sus personajes en una serie de jóvenes guionistas que supieron mantener perfectamente el tono de las historias anteriores. Al ser más jóvenes que su mentor, muchos de los conceptos tradicionales que venían siendo típicos en los cómics de Stan Lee comenzaron a desaparecer, y fueron sustituidos por nuevas formas de acercarse a los personajes femeninos. Algunos guionistas, como Roy Thomas, cogieron el relevo muy pronto, a mediados de los 60. Otros, como Gerry Conway y Steve Englehart, no lo hicieron hasta los años 70. Pero todos lo hicieron con gran cantidad de ideas nuevas, influidos por un mundo real que superaba rápidamente a la ficción. También aparecieron nuevos dibujantes, con nuevas formas de aproximarse a la mujer, con estilos menos idealizados y más cargados de realismo. El relevo generacional, justo en un momento en el que la sociedad se enfrentaba a tantos cambios, permitió que los cómics de Marvel se mantuvieran frescos y originales en mitad de todo lo que estaba sucediendo.
[1] Stan Lee fue, durante años, un seudónimo. Su auténtico nombre era Stanley Lieber, pero el poco prestigio que tenían los cómics le hicieron crearse sobrenombre que, tras alcanzar la fama años después, acabaría adoptando legalmente como nombre propio.
[2] También es cierto que los cómics buscaban crean una reacción emocional en el lector, un sentimiento que enganchase al comprador y le impulsara a seguir leyendo el siguiente número. Hasta qué punto estos romances no eran más que una exageración, sin ánimo alguno de reflejar a una mujer real, es algo que sólo podemos especular.
[3] La aparición de un público universitario, con mayor capacidad de reflexión, y encantado de leer unos cómics que empezaban a mostrar sus propias inquietudes, facilitó a Stan Lee y los autores que le seguirían el desprenderse de los viejos arquetipos femeninos y adentrarse en el feminismo.
[4] Entre los años 60 y 70, se denunciaban anualmente cincuenta mil violaciones en los EE.UU., y eso sin contar todas aquellas que se acallaban por miedo o vergüenza (Zinn, 1999:458). Que las heroínas eligieran, que ya no fueran las víctimas predilectas del villano, que supieran luchar, coincidió en el tiempo con una gran cantidad de mujeres que empezaron a aprender defensa personal, que se atrevieron a denunciar las violaciones a pesar de los insultos de los propios policías que debían ayudarlas. En la realidad y en la ficción, las mujeres ya no serían víctimas indefensas a la espera de un caballero que las rescatara.
2008-09-20 09:45 | 4 Comentarios Referencias (TrackBacks)URL de trackback de esta historia http://gadesnoctem.blogalia.com//trackbacks/59572
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