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EL INFORME COLEMANHace algunos años (principalmente en los 60), los estadounidenses comenzaron a estudiar el dinero que se invertía en educación en cada uno de sus estados, en cada uno de sus condados y cada uno de sus colegios. El resultado fue el famoso informe Coleman. Lo que el público en general pensaba que se iba a descubrir era que la población blanca recibía, proporcionalmente, más dinero que otras comunidades, tales como la hispana, la negra, la asiática o la india (no olvidemos que hablamos de una época en la que las escuelas eran segregadas por criterios raciales). Eso explicaba el éxito relativamente alto de los alumnos blancos y el fracaso relativamente alto de otros grupos raciales. Sin embargo, lo que se descubrió es que el gasto en las diferentes comunidades era muy parecido. Los deterministas, esos señores y señoras que están convencidos de que los blancos son racialmente superiores, se frotaron las manos ante lo que era la confirmación de sus teorías: en igualdad de condiciones, los blancos eran muy superiores en inteligencia a otras razas. Sin embargo, muy pronto hubo un número alto de sociólogos que dieron la vuelta a la tortilla, y afirmaron que el dinero no era sinónimo, en absoluto, de igualdad de condiciones. Muy por el contrario, había que analizar las familias de las que procedían los alumnos, los barrios en los que vivían, la formación del profesorado e incluso la motivación del mismo. Así, aunque dos institutos gasten el mismo dinero, no es lo mismo que los alumnos de uno tengan familias que los motiven a leer, mientras el otro no; no es lo mismo que unos alumnos tengan familias nucleares, y los otros vivan en casas abarrotadas por familiares, no teniendo ni tiempo ni espacio para el estudio; indudablemente no es lo mismo que tus padres quieran que estudies a que consideren que los 14 años es una edad estupenda para ayudar con un sueldo a la familia. Incluso tocando a los profesores, es obvio que no es lo mismo un profesorado motivado, que otro que observa impotente cómo la mayoría de sus alumnos fracasa. El informe Coleman demostró algo muy interesante: que el dinero, lo crean o no, no lo soluciona todo. Ya lo decía Indira Gandhi: hay de desconfiar de aquellos de aquellos que lo quieren solucionar todo con dinero.
Una de las enseñanzas del informe Coleman es que en el trinomio formado por profesores-alumnos-familias, los alumnos son de hecho los menos culpables de todo, en tanto que el entorno les condiciona muchísimo. Obviamente eso no quiere decir que debamos excusar a los alumnos si no hacen ni el huevo, pero ayuda a entender por qué cierto tipo de alumnos tienen más posibilidades de fracasar, un mayor desinterés y una menor motivación. En todo hay excepciones, claro, pero muy ilusos seríamos si creyésemos que una excepción es un caso general.
¿Cuál es entonces la solución? ¿Cómo se atacan los problemas de raíz? Ay, amigos míos, eso justamente es lo que llevan 40 años discutiendo. 2008-08-19 02:19 | 16 Comentarios Referencias (TrackBacks)URL de trackback de esta historia http://gadesnoctem.blogalia.com//trackbacks/58996
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