Inicio > Historias > EL TRABAJO DE DOÑA AZUCENA (O LAS MONJITAS VICIOSAS) | ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
EL TRABAJO DE DOÑA AZUCENA (O LAS MONJITAS VICIOSAS)“¡Hola chavalotes!” gritaba cada mañana, nada más entrar por la puerta, Doña Azucena, la profesora de religión. “¡¿Tenemos onda?!” Hay que decir que Doña Azucena era un poco idiota, por eso de que creía que a los alumnos de 15 y 16 años se les tenía que hablar igual que lo haría Leticia Sabater. Al igual que aquella nefasta presentadora de programa infantil, Doña Azucena se inventaba palabras que nadie utilizaba, o las empleaba mal, por lo que la mitad del tiempo no teníamos ni idea de qué diantres quería decirnos. “¡Vamos a hablar del trabajo obligatorio! ¿Hace rollo? ¿Más menos?” todos la mirábamos aterrorizados, sin saber qué leches quería decirnos, temerosos de preguntar. Sí, temerosos, porque bajo aquella apariencia de señora afable y amante de los niños, Doña Azucena era arbitraria a más no poder, por lo que al final del curso era la mejor amiga de la mitad de la clase, pero una cabrona con la otra mitad. A Santón le cogió muchísimo cariño, no sé yo si por su beático nombre, y se pasaba las clases sacándolo a la pizarra. Al principio le preguntaba alguna pamplina, pero a los dos minutos decía sin pudor algo: “Venga Santón, imita a Carmen Sevilla.” Y el pobre Santón, qué remedio le quedaba, se ponía a imitar al Telecupón. Por el contrario, cuando descubrió una web en la que se reían de ella, movió cielo y tierra, hasta que logró que expulsaran al hijo de mi amiga María Juli. Lo dicho, severa para unos e indulgente para otros.
Doña Azucena tenía al pobre Richi enfilado, por lo que solía llamarle cariñosamente “Tontito” o, cuando cogieron más confianza, “Inútil”. A mí, por el contrario, me profesaba un enorme afecto, y se cogía un rebote cada vez que me pillaba por los pasillos hablando con Richi. “¡Jose Joaquín, no hables más con el Inútil, o te vas a volver como él!” No obstante, cuando corrió el rumor de que el grupo de mi amigo había liado una tremenda en la clase del Bóxer, nuestra amadísima profesora se interesó por mi relación con Richi. “Jose Joaquín, tienes que hacerme un favor” me dijo nada más verme tras el incidente con la Ouija. “Tu amigo Richi quiere entrevistar con una cámara de video a unas monjas de clausura, pero yo no me fío de lo que haga. ¿Podrías cerciorarte de que todo está en orden?” Vamos, que aquella señora me estaba pidiendo que espiara a mi amigo. Obviamente le dije que sí, que la tendría al tanto de todo, y a los cinco segundos salí corriendo hacia Richi y le conté lo ocurrido. “¡Mierda! La muy siesa se ha dado cuenta de que la iba a liar en el video.” “¿Qué ibas a hacer?” pregunté, lleno de curiosidad. “Iba a disfrazas a mis hermanas pequeñas de monjas, sin que se les viera la cara ni nada. Las iba a entrevistar preguntándoles burradas, en plan si tenían novios o sólo salían con los curas… pero claro, ahora ya no es plan.” Después de darle vueltas, acabamos decidiendo que no, que aquello había que hacerlo. Si no de forma burra, sí soterradamente.
Lo primero que hice fue buscar a Doña Azucena y decirle que había acompañado a Richi a hacer la entrevista a las monjas, y que se había comportado estupendamente. El video, de hecho, no tenía nada de peculiar. En vez de usar a sus hermanas, había disfrazado a dos de sus tías de monjas, por lo que daban el pego absoluto. La casa de aquellas dos gildas solteronas se había convertido, foto de Cristo aquí, estampita de la Santísima Madre de Dios allá, en el cuarto interior de una residencia de monjitas. De hecho, la conversación era de lo más normal: “La llamada del señor nos vino pronto…”, “Jesucristo es la cosa más grande que me ha ocurrido…”, y cosas por el estilo. La gracia estaba en que por el cuarto había esparcido todo tipo de “objetos curiosos”. En el sofá se veía una caja de condones, sobre la mesa una botella de JB a medio beber y dos vasos aún con un culito, en una repisa había una jeringa hipodérmica (el padre de Richi era enfermero y muy ateo, por lo que colaboró encantado)… La cámara siempre pasaba por encima de aquellos objetos, pero sólo unos segundos, lo suficiente para que la gente se quedase pasmada pensando “¿He visto lo que he visto?” Doña Azucena, que o era miope o más tonta de lo que creíamos, no se dio cuenta de ninguno de aquellos elementos. De hecho, tal como acabó el video, agradeció a Richi que se hubiese tomado tan en serio el trabajo de Religión, mostrando cómo era realmente el mundo de las monjas. Las carcajadas en la clase fueron monumentales, obviamente. 2008-06-15 00:32 | 13 Comentarios Referencias (TrackBacks)URL de trackback de esta historia http://gadesnoctem.blogalia.com//trackbacks/57989
Comentarios
|
Consigue mis librosLa explosión Marvel: Historia de Marvel en los 70 Los animales en la Historia y la Cultura Los cómics de la Segunda Guerra Mundial Archivos
DocumentosTu IP es: Enlaces indispensablesCRISEI DIARIO DE UNA NIÑERA EN BIRMINGHAM (Alejandra Flores) |
© 2002 Jose Joaquin
|