Inicio > Historias > PRÁCTICAS DE CIENCIA: CIENCIAS OCULTAS | ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
PRÁCTICAS DE CIENCIA: CIENCIAS OCULTASDebe de ser muy difícil explicar los fundamentos científicos a chavales de 15 y 16 años. Porque díganme ustedes, ¿qué gracia tienen la gravedad, la inercia o la óptica en comparación con los dragones, la magia o los poderes mentales? La ciencia, la que se nos servía en pequeñas raciones cuatro veces por semana en dosis de una hora, no tenía demasiada gracia, más si tenemos en cuenta que la mayoría de las veces sólo dábamos fórmulas. Debe de ser aún más difícil explicar los fundamentos científicos en un colegio de curas, donde a los chavales de 15 y 16 años se les habla de resurrecciones, curaciones, aperturas de ríos, destrucciones de ciudades malditas y creación mágica de seres. Así que, para quitarnos un poco de superstición, el Bóxer decidió dedicar la última práctica de ciencias a las ciencias ocultas. Aquel año el Bóxer debía de estar maldito, porque en el grupo que tenía que hablar del universo paranormal se encontraba Richi. Y las ideas de Richi, los lectores asiduos ya lo saben, eran tremendamente peligrosas.
“¡¿Que queréis hacer qué?!” exclamó aterrorizado el Bóxer. “Una Ouija” comentó Richi, tan tranquilo y seguro como si hubiese dicho que pensaba usar tizas. El peligro de Richi era justamente ese, siempre estaba tan seguro que te acababa convenciendo de que sus ideas eran factibles y maduras, aunque realmente pocas veces lo fueran. “Eso… eso no me parece buena idea.” “Piénselo bien. Podemos explicar los peligros que tiene, así la gente no querrá hacerla.” El Bóxer se quedó pensando… podía ser, podía ser. Había llegado a sus oídos que más de uno y más de dos alumnos habían hecho espiritismo, y habían acabado llevándose unos sustos enormes, frutos de su propia imaginación adolescente. “Además, usted no creerá en esto, ¿no?” “Eh… no claro, eso sería paganismo.” “Pues eso, así les metemos miedo y encima les enseñamos que no tiene nada de divertido ni extraordinario.” No creo que estuviese muy dispuesto, pero como la delegada de la clase estaba en el grupo, y los otros dos compañeros no eran problemáticos, acabó cediendo a los deseos de Richi.
Imagínense la alegría de la clase al escuchar en una clase historias sobre fantasmas, sobre gente que había tenido pesadillas el resto de su vida por jugar con la Ouija, sobre poderes ocultos que disparaban las fantasías hasta del más racionalista de los compañeros. E imagínense al Bóxer, encantado de que la clase estuviese en silencio y atenta. “Y ahora, aunque sabemos que ponemos en riesgo nuestras vidas, vamos a mostraros cómo se hace una Ouija.” Richi podía parecer un poco treatero, pero a ciertas edades eso funciona bastante bien, así que toda la clase guardó silencio absoluto, como si en lugar de sentarse en una mesa y sostener una moneda con el dedo índice, algo bastante inocuo, fuesen a hacer un espectáculo de máximo riesgo. “¿Hay alguien ahí?” preguntó Richi. Silencio. “¿Hay alguien ahí?” volvió a preguntar “Por favor, pensad todos, absolutamente todos, en una pared blanca con un gato negro muerto.” Algunos cerraron los ojos y se concentraron, otros se lo tomaron como una broma, aunque no se atrevieron a decir ni pío. “Vaya, no funciona” dijo Richi retirando su dedo. Un suspiro de alivio o de desilusión llenó la clase. Y de repente, la moneda se movió frenéticamente. “¡Se ha colocado sobre el sí!” gritó la delegada de la clase. Y todo el mundo se levantó de sus pupitres, sobresaltados unos, emocionados todos. El Bóxer miró con ojos acusadores a Richi, pero ciertamente no podía ser culpa suya, ya que no estaba tocando la moneda cuando ésta se había desplazado sobre el tablero. El gran defecto del Bóxer era que, cuando algo superaba sus expectativas, tanto para bien como para mal, se quedaba totalmente bloqueado. Ante su silencio, la sesión de espiritismo siguió. “¿Quién eres?” preguntó la delegada. Lenta e inseguramente al principio, de forma segura después, la moneda fue parándose en una palabra tras otra: “A-N-I-K-A” La misma expectación que tiene uno la primera vez que chatea, ese saber que hay alguien a quien no puedes ver, pero que está ahí, embargó a todos los presentes. El Bóxer seguía siendo una estatua de sal que meditaba profundamente lo que ocurría, tan profundamente que había dejado de prestar atención a los hechos. Anika les contó que estaba muerta, que se había ahogado en un río mucho tiempo atrás. Les preguntó que fecha era, y cuando se la dijeron se enfadó, creyendo que era una broma. Richi volvió a abandonar la Ouija para dirigirse a los presentes: “Está desorientada, el limbo en el que habita está más allá del tiempo y del espacio.” Rápidamente, con una celeridad pocas veces vista, la moneda volvió a moverse sin que Richi participara. La palabra que se formó conmovió a todos los presentes: “M-U-E-R-T-E” Anika insistió en que tenía que irse, pero lograron sacarle una confesión. Pronto, alguien de ellos moriría. ¿Quiénes eran ellos, del colegio, de la clase, de los que estaban sentados en el tablero? No hubo respuesta, Anika se había marchado. El Bóxer, como siempre, reaccionó tarde y confusamente: “Bueno, hay que ver lo que la sugestión puede hacer, ¿eh?” Alguien rompió a llorar de repente, diciendo que no quería morir. Hubo un murmullo nervioso. El pobre científico de laboratorio colegial tuvo que explicar que no, que aquello era un error, una sugestión, que nadie iba a morir… Sugestión o no, casualidad o no, la siguiente clase de Religión que tuvieron la pasaron en la Iglesia del colegio, con un hermoso y desesperado sermón que atacaba la superstición.
“Sabía que no podía hacerlo yo sólo, así que convencí a mis compañeros para que me ayudaran a fingir que habíamos contactado con un espíritu.” “Pero Richi” le dije sorprendido, “¿cómo conseguiste que quisieran colaborar?” “Porque nos iban a poner más buena nota que si nos poníamos a leer un trabajo escrito. Sobresaliente, de hecho.” “Menudo timo la Ouija” exclamé mientras me reía. “¡Oye, Jose, de timo nada! Estoy convencido de que la Ouija funciona, pero sé razonable… ¿qué posibilidades hay de contactar con un muerto en una clase que tiene un crucifijo?” “Eh…” no sé que me hizo más gracia, si el que me pidiese que fuera razonable hablando de espíritus y fantasmas, o le hecho de que aquel razonamiento no dejaba de tener sentido.
Y así terminaron aquel año las prácticas de ciencia. 2008-06-03 08:04 | 7 Comentarios Referencias (TrackBacks)URL de trackback de esta historia http://gadesnoctem.blogalia.com//trackbacks/57759
Comentarios
|
Consigue mis librosLa explosión Marvel: Historia de Marvel en los 70 Los animales en la Historia y la Cultura Los cómics de la Segunda Guerra Mundial Archivos
DocumentosTu IP es: Enlaces indispensablesCRISEI DIARIO DE UNA NIÑERA EN BIRMINGHAM (Alejandra Flores) |
© 2002 Jose Joaquin
|