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PRÁCTICAS DE CIENCIA: UNA DE CANUTITOSAl Bóxer, ya lo contaba Rita Bennett el otro día, le comenzó a parecer interesante el hacer participar a los alumnos en sus clases. La idea era buena, pero no siempre era justa: a los que queríamos ir a la plaza a comprar pescado y corazones, nos tocaba hacer exposiciones orales, es decir, currar.
A mí y a un par de compañeros nos tocó, maldita la gracia, hablar sobre las drogas. Obviamente, yo de drogas sólo sabía una cosa: que los Pizarro vendían canutos, pero claro, no era plan de decirlo delante de la clase sin cobrar previamente un bonus por publicidad. Mis compañeros eran tan trabajadores como yo, es decir, unos flojos de tomo y lomo, por lo que se nos pasaban los días sin que hiciéramos el menor esfuerzo por documentarnos. Pocos días antes de nuestra exposición, se nos hizo patente que no nos daba tiempo de preparar nada en condiciones, razón por la cual lo más probable iba a ser que nos pusieran una nota pésima y, encima, nos cayese encima una bronca. Afortunadamente, en aquellos momentos de desespero y de intentar hacer lo imposible, se me ocurrió una idea: “Entrevistemos a un yonki.” Obviamente no era una idea original, ya que unos años atrás algunos alumnos ya lo habían hecho, pero aún así podía funcionar. Tristemente, yo el primero, nadie se atrevía a irse a los barrios malos de la ciudad, grabadora en mano, buscando un grupo de politoxicómanos que se ofreciesen no a amenazarnos con jeringuillas y robarnos la grabadora, sino a contarnos sus penas y miserias. Fue ahí cuando a otro compañero se le ocurrió una idea aún mejor: “¿Y si cogemos a alguien que imite a un yonki y le hacemos una falsa entrevista?”. Uno de nuestros compañeros tenía un primo, creo que un poco mayor que nosotros, que hacía teatro, imitaciones y de vez en cuando se ganaba unas pelas haciendo de mimo en la calle. No nos costó mucho convencerle para que adoptase su voz más cascada, y se pusiese en el papel de un yonki. “Yo me meto de tó, pero de tó, chaveas… yo me he fumao canutos de perejil porque no tenía grifa, y me he inyectao agua con limón y sacarina, pa no darle un disgusto a la vena…” vamos, que de drogas ese chico sabía tan poco como nosotros, pero ponía una voz tan lastimera que nos pareció que podía colar. Le grabamos la voz y pusimos como excusa que no llevábamos fotos ni nada porque le daba vergüenza que le viesen en una condición tan lastimera. Y coló, ya creo que coló. Nos pusieron un sobresaliente, nos felicitaron y nos aplaudieron. Nadie aprendió nada sobre drogas, yo el que menos. 2008-05-17 00:54 | 8 Comentarios Referencias (TrackBacks)URL de trackback de esta historia http://gadesnoctem.blogalia.com//trackbacks/57434
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