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NO ES UN DONHace unos días, un antiguo compañero de la carrera me dijo que se había leído finalmente mi tesina (que va sobre los cómics americanos en la Segunda Guerra Mundial), y que se lo había pasado estupendamente bien leyéndola, y eso que a él los cómics ni le van ni le vienen. Ahora bien, el tío va y me dice como si tal cosa: “Es que tú tienes un don para escribir.” ¿Un don? No le metí un cabezazo allí en medio porque había muchos testigos, y no es plan de tener que pagar una indemnización, que la cosa está muy mal. Pero vamos, ¿un don? Y es que yo creo sinceramente que en esta vida pocas cosas son dones. Sí, obviamente uno puede tener mayor predisposición para escribir, para el deporte, para el dibujo o para la música, pero no nos engañemos; ¿pero de qué vale todo eso si no practicamos, si no dedicamos horas a desarrollar esas habilidades? Como bien decía una de las grandes películas de ciencia-ficción de los años 90, Gattaca, “no es lo que podemos hacer, es lo que hacemos”. Escribir la tesina, o un artículo, o cualquier cosa (salvo este blog, que escribo las cosas tal y como se me pasan por la cabeza) requiere que escriba primero un boceto a mano. Luego lo vuelvo a escribir, con más profundidad, otra vez a mano. Después lo paso a ordenador, revisando y retocando. Entonces, lo mando a algunos amigos que me corrigen cosas, me ven fallos, etc. Después de todo eso, vuelvo a leer lo que escrito, y entonces lo mando a la comisión científica de una revista, a mi editora o al director de tesis (que, por lo general, me comentan más cosas). Y eso sin contar la de libros que he leído previamente, cuyas estructuras, formas de expresarse, etc. he acabado utilizando yo mismo.
No me gusta que la gente hable de dones porque, en el fondo, es ponerse barreras ellos mismo. “No tengo el don de escribir o de dibujar, así que no lo intento.” Eso es fácil, facilísimo: los genes, dios o la trifuerza no te han dado el talento, así que tiras la toalla. Pero es que nadie nace sabiendo, hay que dedicarle mucho tiempo (¡ojalá yo pudiera dedicarle mucho más!) y romperse los cuernos muchas veces. Recuerdo a Rafa Marín diciéndonos aquello de que un escritor no escribe la primera palabra que se le pasa por la cabeza, sino la última. Pues eso mismo. Que no todos podemos ser García Márquez o John Steinbeck es obvio, pero eso no impide que todos podamos mejorar a base de leer y escribir. Porque lo que da la satisfacción no es hacerlo bien, es hacerlo un poco mejor que ayer y un poco peor que mañana. 2008-05-16 00:12 | 10 Comentarios Referencias (TrackBacks)URL de trackback de esta historia http://gadesnoctem.blogalia.com//trackbacks/57418
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