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EL NIÑO LLEGA TARDESerían las tres de la mañana del domingo cuando el padre de Joaquín volvió a su dormitorio, intentando hacer poco ruido. Sin embargo, su mujer aún estaba despierta, y lo miraba intranquila sin atreverse a preguntar qué había pasado, qué eran aquellos ruidos que se habían escuchado.“Es el niño, ya ha vuelto.” La madre pareció tranquilizarse un poco. Joaquín llegaba más de una hora tarde, y aunque habían intentado no parecer preocupados, lo cierto es que lo estaban, y mucho. “Dice que ha perdido el autobús…”, siguió explicando el padre, “pero huele a whisky.” La madre pareció sopesar las opciones y las posibilidades. Finalmente sentenció: “Bueno, podría haber sido peor.” El padre de Joaquín hizo un gesto afirmativo. Más tranquilos ya, se dieron las buenas noches y durmieron tranquilamente lo que quedaba de noche. Al día siguiente Joaquín se llevó una charla sobre lo peligroso que es beber demasiado a los 17 años. Mientras recibía aquella charla, Joaquín pensaba lo paradójico que resultaba todo aquello, ya que la noche anterior, a pesar de apestar a whisky, no había bebido ni una sola gota de alcohol. Venga, prepárense, que vamos a meternos un flashback como en las películas: Aquella noche quedamos en el piso de Fabio para jugar una partida de rol. No me pregunten cómo, pero las novias de los jugadores no salían aquella noche, por lo que podíamos jugar sin interrupciones, sin cabreos ni malas caras al día siguiente. Qué partida, señores, qué pedazo de partida. Es que no se puede describir con palabras, una pasada vamos. Todo el mundo bordó sus personajes, la trama fluía a un ritmo trepidante, el misterio se mezclaba con la acción perfectamente. Una gozada, vamos. Y a eso de la una y media, Joaquín nos mira y nos dice: “Lo siento, pero tengo que marcharme.” Todo lo miramos mal, pero que muy mal. ¿Acaso no se lo estaba pasando bien? ¿Puede ser que estuviese cansado? “Que va, que va, si me está encantando esta aventura” nos aseguraba “pero es que tengo que volver a casa ya.” Todos teníamos hora de recogida, claro está. Lo que pasa es que si jugábamos al rol, por aquello de estar metidos en una casa charlando con los amigos, nuestros padres nos dejaban quedarnos hasta más tarde. Pero los padres de Joaquín odiaban los juegos de rol. En vez de reconocer que Joaquín se había decidido tomar un año sabático en el colegio, y luego otro en el instituto, sus padres creían que los juegos de rol le habían sorbido el seso, cual Don Quijote moderno. Una vez le pillaron con un libro de rol y estuvo dos semanas sin salir, con eso les digo todo. Pero finalmente, tras mucho insistirle, Joaquín decidió quedarse. ¡Ya se inventaría algo que decirle a sus padres! Y menos mal que se quedó, créanme, porque según se acercaba a su culmen la partida fue haciéndose más interesante, más absorbente, hasta que todos nos quedamos con cara de alucinados cuando solucionamos un misterio, salvamos una ciudad de la destrucción y nos hicimos ricos en el proceso. “Bueno, pues me voy a mi casa. Les diré que he estado de botellón y he perdido el último autobús.” “Pero no hueles a alcohol.” Le dije, pues ya por aquel entonces yo no sólo sabía que el alcohol dejaba un olor en los bebedores, sino incluso que las bebidas alcohólicas transparentes podían ser fuertes. Joaquín asintió con la cabeza mientras agarraba una botella de whisky que teníamos para casos de emergencia (por si nos hacíamos un botellón si venía poca gente para jugar). Desenroscó el tapón, y como si de una colonia barata se tratara, se mojó la mano varias veces y se extendió el líquido por la nuca y la cara. Luego bebió un largo trago, con el que hizo gárgaras un rato. “Ahora sí.” Dijo triunfante, mientras colocaba la botella en su sitio. Y después se fue a su casa, donde sus habilidades de actor adquiridas jugando al rol, junto al tufo a whisky barato, convencieron al padre de Joaquín no había hecho nada malo, tan sólo beber hasta que se le fue la hora. Eran otros tiempos… todavía lo son. 2007-08-24 13:36 | 8 Comentarios Referencias (TrackBacks)URL de trackback de esta historia http://gadesnoctem.blogalia.com//trackbacks/51705
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