Inicio > Historias > AUGUSTO Y LA CASA ENCANTADA | ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
AUGUSTO Y LA CASA ENCANTADAA sus 16 años (uno y medio más que yo) Augusto era todo un artista. Indudablemente un pésimo artista, pero artista a fin de cuentas.Componía canciones y les ponía música, dirigía cortos, escribía cuentos y pintaba al óleo. Y aunque su obra era muy mala, le ponía tanto entusiasmo y se tomaba las críticas con tan buen humor, que pasado un tiempo acababas creyendo que estabas ante un Miguel Ángel o un Leonardo. Su casa había sido en otros tiempos consulta de un abuelo médico y de un bisabuelo abogado, por lo que ya os podéis imaginar lo que nos gustaba ir a visitarle. Algunas habitaciones estaban llenas de libros cubiertos de polvo, tan antiguos que parecían haber estado allí desde siempre; otras estancias tenían restos de la consulta del abuelo, desde un montón de archivos garabateados a un esqueleto de plástico a tamaño natural o un puñado de batas blancas que misteriosamente no habían acabado siendo trapos de cocina. El propio Augusto contaba no sólo con un cuarto amplio, sino también con una enorme habitación que usaba de estudio. En tiempos había sido el cuarto de juego de los hermanos, pero como el último se había independizado unos años atrás, la inmensa sala era el lugar desde donde Augusto grababa sus propias canciones, pintaba sus numerosos y horrendos cuadros, escribía sus cuentos y proyectaba sus cortos. Lo malo de la casa es que, por eso de ser vieja y tener cierto olor a humedad, daba un miedo tremendo. Ríanse ustedes si quieren, pero a los 15 años, en un sitio tan grande y silencioso, con un esqueleto de plástico a tu vera, un pasillo oscuro o un ruido inesperado nos ponía la piel de gallina. Además, la casa estaba llena de retratos de antepasados, y si hubiésemos leído “El retrato de Dorian Grey” seguro que nos habría dado un telele allí mismo. Una tarde de sábado Augusto nos invitó a ver “Hellraiser” y a picar algo. Menuda película, qué impresión más fuerte que nos llevamos, nosotros que lo más terrorífico que habíamos visto hasta aquel entonces era “Aquí huele a muerto”… Y de repente nos entró hambre, y Augusto se dio cuenta de que no había traído ni las patatas, ni las aceitunas ni las dos litronas del congelador. Y como Richi, el Cubano y yo éramos unos caballeros nos ofrecimos a ir cogerlas a la cocina. ¡Menudo cague! Ya había anochecido, y en ese barrio parece que a las 10 de la noche se echaban todos a dormir, no se escuchaba ni un alma. Y de repente, al girar hacia la cocina, nos encontramos en mitad de la oscuridad una figura vestida con un camisón blanco mirando uno de aquellos cuadros viejos. El cuadro en cuestión era el de una mujer mayor, de pelo cano y recogido. De repente, la figura vestida de blanco se giró y ¡zas! ¡Era la misma mujer del retrato! Y nada más vernos nos gritó. Y nosotros le gritamos, claro. De puro pánico. Y echamos a correr como si hubiésemos visto un fantasma, claro, porque acabábamos de verlo. Unos segundos después, tras contar nuestra terrorífica experiencia, Augusto nos presentó a su abuela. Su abuela que, por cierto, se parecía mucho a la mujer del cuadro porque eran madre e hija. Su abuela que, como se había ido a dormir, llevaba un camisón blanco. Su abuela que, al ver a tres desconocidos en la casa, se creyó que habíamos entrado a robar y se puso a gritar. Al final todos nos reímos del error pero, así y todo, pasó mucho tiempo hasta que volvimos a quedarnos de noche en casa de Augusto. 2007-08-14 01:37 | 5 Comentarios Referencias (TrackBacks)URL de trackback de esta historia http://gadesnoctem.blogalia.com//trackbacks/51515
Comentarios
|
Consigue mis librosLa explosión Marvel: Historia de Marvel en los 70 Los animales en la Historia y la Cultura Los cómics de la Segunda Guerra Mundial Archivos
DocumentosTu IP es: Enlaces indispensablesCRISEI DIARIO DE UNA NIÑERA EN BIRMINGHAM (Alejandra Flores) |
© 2002 Jose Joaquin
|