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PUTA"¿Por qué la llaman puta?""Pues porque lo es, si no lo fuera, no se lo llamarían, ¿entiendes?" Fue esa lógica impecable la que llevó a todo el instituto a llamar de aquella manera a la Mora. No hacían falta ni pruebas ni testigos, ¿para qué? Su solo nombre, repetido una y otra vez, ya era suficiente prueba. También es cierto que de todos los novios que tuvo, los pocos que fueron del instituto nunca se apresuraron en desmentir tales acusaciones. Se limitaban a sonreír y a gesticular; a algunos les daban envidia. Creo que a nadie se le pasó por la cabeza que si la chica era realmente tan ligera de cascos, tan facilona como decían, ser su novio no era motivo de honra, sino motivo de lidia taurina. Sandra Mora (la Mora) era un mito en el colegio. Daba igual que no la conocieras en persona, puesto que su fama la precedía. Su solo apellido provocaba un estremecimiento, una sensación de respeto, como quien escuchaba decir "Satanás" o "Ben Laden". Cuando la vi por primera vez de cerca, un año después de haber entrado en el instituto, me desilusionó bastante. Uno se esperaba la típica rubia imponente de instituto norteamericano, con su pléyade de imitadoras con cara de arpías. Muy al contrario, la muchacha era más bien canijita, no muy alta, de pelo liso y castaño, la piel muy blanca y el tipo normalucho. Solía caminar sola por los pasillos. Creo que le comenté mi desilusión a Alvarito, que enseguida me recriminó: “¡Pero es que es la Mora! ¡No necesita ser un cañón!". Como tal argumento no me convenció, se dedicó a contarme algunas de las aventuras que había oído sobre la muchacha: “Era ya tan golfa de niña, que con 14 años (era repetidora) los niños iban a buscarla al colegio de monjas. A los 16 años se ligó a uno llamado el Postu, que era un posturitas, todo el día en el gimnasio, y se acostó con él. Le tuvo que coger el gusto, porque luego no paró de acostarse con gente... No te cuento más porque ha tocado la sirena, que si no, nos daban las mil.” En aquel momento, la historia me pareció tremendamente fuerte. Hoy, con menos pájaros en la cabeza, tampoco resulta tan extraordinaria. Que los chicos fueran a recogerla al colegio de monjas me parece algo normal, nosotros mismos solíamos ir a recoger a nuestras amigas o novias a los institutos cercanos. Que se acostara con su primer novio a los 16 años me parece algo tan cotidiano que ni siquiera entraré a debatirlo. Su fama de promiscua tampoco era especialmente acertada. Cierto es que con sus novios duraba uno o dos meses, ¿pero qué niña de la clase no duraba lo mismo o aún menos? Con quince o dieciséis años, durar con tu pareja más de un trimestre era toda una prueba de amor. Pudiera ser que parte de la mala fama se debía a que las niñas de la clase solían ocultar (o al menos no divulgar demasiado) sus ligues, mientras que Sandra, por contra, hacía ostentación de ellos. Eso sí, a pesar de los rumores, tampoco encontré a nadie con quien Sandra se hubiera acostado. "Sí pero no" o "Casi pero al final no" eran los comentarios más típicos. Uno me comentó una vez que “me la tiré, pero sin metérsela, vamos, sin quitarnos la ropa.” Por pura casualidad charlamos un par de veces, y nunca dejó de parecerme una niña normal. Una niña con las preocupaciones normales que se tienen a los 16 o los 17 años: la moto, acabar el curso, irse a veranear a no se dónde con no sé quién... Un día, Carbonell me dijo: "Para mí que nos han dado gato por liebre, la Mora parece una niña normal" ¿Pudo ser en el último año cuando me enteré de dónde venía la fama de Sandra? Sí, posiblemente fuera en aquel último año, cuando ya había cambiado de instituto (por culpa de las notas). Un día me encontré con un excompañero de clase de los que más fehacientemente defendían su fama de promiscua, Fede. Me preguntó por gente de la clase a la que ya no veía (es lo que tiene que te cambien de instituto por culpa de las dichosas notas), y como contraprestación aproveché para preguntarle a qué se debía la fama de la Mora. Se quedó un poco bloqueado, supongo que porque formulé la pregunta sin venir a cuento: "Mira, Joaquín” odio que me llamen sólo Joaquín, pero por la resolución del misterio valía la pena “yo la llamo así porque lo es, ¿entiendes? A cada persona se la llama por lo que es, a unos graciosos, a otros estudiosos, y a la que es puta pues se la llama puta, ¿entiendes?" Me quedé un poco confuso. Primero, porque Fede hablaba siempre a trompicones, muy rápido. Segundo, porque era tan nervioso, que no paraba de mover las manos y gesticular, y tenías que tener cuidado para que no te arremetiera un tortazo sin querer. "Hombre, Fede, me has dejado igual. Que digo yo que algo te haría para que tú la llames así, ¿no?" "Joaquín, no me hagas recordarlo que me pongo nervioso. Y es que yo tenía una novia, la Valentina, así de toda la vida, desde los 12 añitos o así, ¿entiendes? Pues un día que ella estaba mala, yo salí con la Asensio, que era su mejor amiga, y nos cogimos un ciego que no veas, y con el ciego pues nos dimos cuatro besitos tontos." "Ah, claro, y a ti eso te cabreó." "¡Que no Joaquín, que no te enteras! Lo que me cabreó fue que se lo dijo a su amiga, mi novia, y esta me dejó. Por eso para mi, la Mora es una puta, ¿entiendes?" Es curioso cómo las cosas puedes salirse de madre. Por darse unos cuantos besos y sincerarte con tu amiga, eres una puta. Si luego te acuestas con tu novio, una fulana. Y a partir de ahí dará igual lo que hagas o dejes de hacer: te van a juzgar con otro baremo que al resto de la gente. Nunca he sabido por qué Sandra no protestaba. Era imposible que no conociera su fama. ¿Acaso la utilizaba a su favor, para conseguir que nadie se metiera en su vida real, ya que todos estaban asombrados con las ficciones que circulaban? ¿Puede ser que se resignara a ser llamada así, y esperase a que un nuevo mito apareciera? Tal vez simplemente le daba igual, ella sabía lo que había pasado y los demás no. 2007-07-20 01:24 | 15 Comentarios Referencias (TrackBacks)URL de trackback de esta historia http://gadesnoctem.blogalia.com//trackbacks/50982
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