Ayer zombis, hoy Fraggle Rock. Mi madre tenía razón al decir que carezco de punto medio.
No sé si a todos los que leéis esto os sonará esta serie de marionetas de Jim Henson, pues hace ya algún tiempo que no la reponen en las cadenas públicas, pero Fraggle Rock fue una se esas series que te marcan para toda la vida, tal vez porque te das cuenta de que a pesar de tener todos los elementos para ser una serie infantil es, realmente, un producto que considera que sus espectadores son inteligentes y tienen un sentido del humor que va más allá de chistes fáciles y tartazos en la cara. De hecho, cada historia tenía continuidad (no muy grande, pero la tenía y se iba viendo la evolución a lo largo de los episodios) y un tema central a pesar de no tener la típica moralina simplona de otras series. Otra razón para ver la series era que las marionetas estaban magníficamente realizadas, cada una parecía poseer una personalidad propia, y los guiones hacían un gran esfuerzo por recalcar la personalidad de los personajes. Mi preferido siempre fue Musi, con aquel aire hippie y newage que, obviamente, no comprendí hasta mucho tiempo después.
Curiosamente, a pesar de las muchas veces que he visto la serie, no recuerdo haberme topado dos veces con el mismo episodio, y de igual modo nunca he visto los episodios finales de la serie, no sé si porque nunca llegaron a emitirse en España o simplemente por cuestión de suerte. Un amigo estadounidense me comentó que, de hecho, en los últimos episodios los fraggles se hacen amigos tanto de Junior (el Gori que les persigue) como de Doc (el ser humano cuyo taller conecta con Fraggle Rock).
Un detalle interesante sobre la serie es que, aunque en España vimos la versión estadounidense, Jim Henson preparó diversas versiones dirigidas a cada país. Así, por ejemplo, en Reino Unido no aparecían Doc ni su taller, sino un capitán de barco que vivía en un faro; en Francia el taller fue sustituido por una panadería; en Alemania, Doc era un científico. No sé si se llegó a hacer una versión para Latinoamérica, pero lo dudo, pues de ser así es muy posible que esa hubiese sido la versión aparecida en España (no olvidemos que en los 80 nos llegaron muchísimas series dobladas en América).
Son cerca de cien episodios, demasiados para verles todos, pero sí que me gustaría seleccionar unos cuantos y revisitar la serie. De momento, a falta de tiempo, me consuelo con la canción del comienzo:
Hace unos años la volvieron a emitir en Localia por las tardes. Y ahí estaba un servidor, apartando durante media hora los apuntes de la carrera para volver a disfrutar como un enano de la serie. Yo odiaba y sigo odiando a Musi, por cierto :-)