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EL SÍNDROME DE "AL PRINCIPIOS DIOS..."Cuando la gente tiene que escribir sobre el pasado, suele caer en algo que yo llamo el síndrome de “al principio Dios creó el cielo y la tierra.” Este síndrome consiste en remontarse excesivamente hacia el pasado y dar cantidades ingentes de información que, por más curiosa que sea, no tiene interés alguno para lo que estamos explicando. Pongo un ejemplo que me pasó en una ocasión al leer un artículo que nos mandaron para publicar la revista de historia en la que participo. El texto trataba, en teoría, sobre un político español de mediados de siglo, pero cuál no sería mi sorpresa cuando descubro que tres cuartas partes del texto se dedicaban a contar la historia de su familia desde finales del siglo XVIII, con las peripecias de un tatarabuelo en la Revolución Francesa, un bisabuelo que tradujo La Odisea al vasco y los juegos amorosos del abuelo a la hora de seducir a la que sería su esposa. Todo ello servía, en teoría, para comprender al político en cuestión, pero lo cierto es que todo se podría haber resumido en “Fulano venía de una familia burguesa donde se tenía en alta estima la formación intelectual” sin que se perdiese ninguna información relevante sobre el personaje en cuestión. De broma, los compañeros de la revista decíamos que ya puestos se podía haber remontado hasta el génesis de los tiempos, de ahí el “al principio Dios creó el cielo y la tierra”, que es el inicio de la Biblia. (Por cierto, posiblemente esta línea sea sido traducida para cuando este blog sea editado en papel en países como la India, Japón y la Colonia Budista de Marte, ¿alguna sugerencia para el pobre traductor sobre qué frase colocar?). Es un problema doble. Por un lado, el autor ha investigado mucho y quiere demostrar su erudición, sin darse cuenta que al escribir una introducción excesivamente larga y desconectada del tema principal lo que hace es aburrir al lector y confundirlo. Por otra parte, muchos autores son incapaces de sintetizar porque no saben seleccionar qué es importante de toda la información que han amasado. Otro ejemplo reciente fue el que me encontré corrigiendo un libro que iba sobre la delincuencia en el Nueva York del siglo XX. El texto en sí estaba muy bien, era muy minucioso y tenía bastante colorido, pero la introducción no funcionaba, puesto que el autor se remontaba al primer viaje de un explorador italiano a la costa de la actual Manhattan a principios del siglo XVI, luego seguía con la llegada de los holandeses en el XVII, se describía sus pactos con los indios de la zona, sólo para pasar a la conquista británica, la Guerra de Independencia, luego la de Secesión, y así un largo etcétera hasta llegar al siglo XX. Eran tres folios en los que no tenían mayor relación directa con el resto del texto. Hablando con el autor, me dijo que lo que quería explicar era que por Nueva York había pasado mucha gente y había muchas culturas. Trabajamos juntos en las páginas y el texto acabó resumido en: “Desde la llegada de los colonos en el siglo XVII, el enclave que hoy es Nueva York ha acogido a muchos pueblos y grupos humanos, siendo ya en el siglo XIX un crisol de culturas.” En general, a la hora de hacer una introducción histórica para trabajos, lo mejor es ser breve y conciso. Los datos deben ofrecerse a modo de contexto, y a pesar de que se tenga mucha información sólo hay que emplear la que sea realmente relevante, porque uno no demuestra que sabe mucho soltando muchos datos inconexos, sino relacionando los muchos o pocos datos que ofrece. En el caso de un artículo de varias páginas, un único párrafo de cuatro o cinco líneas basta y sobra a modo de introducción; en un libro, un pequeño capítulo introductorio puede ser útil, pero en ese caso hay que dar datos que tengan relación directa con lo que vamos a explicar a continuación. A tal respecto, hace algún tiempo leí un libro que hablaba del cine estadounidense de los años 30 y 40, y que tenía un primer capítulo breve que hablaba de la Gran Depresión y la Primera Guerra Mundial de manera general, cosa que se agradecía porque, más adelante, se hacía continuamente referencia a la crisis económica de 1929, el paro de masas, el miedo al fascismo, el New Deal y finalmente la movilización de la guerra. Si el autor hubiese hablado de la Primera Guerra Mundial, el nacimiento de los Estados Unidos o de las colonias británicas no habría hecho más que confundir al lector, porque esa información no resultaba útil. Y finalmente, os dejo con mi síndrome “al principio Dios creó el cielo y la tierra”, que me comentó un amigo profesor: “Para hablar de la Segunda República Española, hay que entender lo que es un sistema republicano y democrático. En la antigua Grecia, Atenas adoptó un régimen democrático en el 508 antes de Cristo...” 2012-03-13 09:27 | 8 Comentarios Referencias (TrackBacks)URL de trackback de esta historia http://gadesnoctem.blogalia.com//trackbacks/71466
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