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¡QUE GANAN LOS ISLAMISTAS!

“¡Qué llegan los fanáticos religiosos!”, se escucha gritar en estos días por Europa. Pero no, no lo dicen por España, sino por Túnez, Libia y, quizás dentro de un mes, también por Egipto. Incluso la oposición en Siria parece tener un fuerte contenido religioso que no termina de gustar en occidente.

La fuerza de los grupos políticos con implicaciones religiosas, sobre todo la Hermandad Musulmana, parece haber despertado la alarma y el miedo en occidente (es decir, en el los países que estamos al norte). Queremos que países que han estado durante medio siglo bajo una dictadura sean, de repente, democracias laicas modélicas como Francia o Inglaterra, y eso es imposible, porque todos estos países del norte de África tienen una historia común que va a lastrar el desarrollo de la situación política en los próximos años.

No podemos olvidar que, para modernizar estos países, los militares tomaron el poder e institucionalizaron regímenes dictatoriales (más o menos hereditarios según el caso) que combatieron a la oposición política, entre ellos una oposición religiosa representada por la ya citada Hermandad Musulmana. Esto trajo un supuesto laicismo a la vida cotidiana que, de hecho, no fue tal: Egipto es uno de los países donde más se da esta atrocidad, que de mejor o peor grado fue consentida por el gobierno laico. De hecho, por poner otro ejemplo, el papel de las mujeres en la vida pública es bastante limitado en todos estos países, remarcando una vez más el peso de la tradición. Claro, si los comparamos con el gobierno de los talibanes o con la república islámica iraní todos estos países nos parecen un ejemplo de laicidad, pero si los comparamos con España el resultado no es tan agradable, y si lo comparamos con países realmente laicos como Francia o Alemania el resultado es simplemente desolador.

Aún peor, al haber sido reprimido, los políticos con fuerte influencia religiosa poseen en estos países un prestigio similar al que poseía la Iglesia Católica en la Europa del Este durante los años del Telón de Acero. En países como Túnez, donde además se desarrolló una importante política de apoyo a los más necesitados desde grupos religiosos, el Islam es un elemento claramente prestigioso que ayuda a ganar elecciones.

El problema es que en Europa y Estados Unidos parecemos olvidarnos de que las sociedades no se levantan un día siendo igualitarias, laicas o progresistas. Aquí mismo en España, en breve, volveremos a tener debate sobre el papel de la religión en los colegios y el deseo de anular leyes que van contra una moral religiosa concreta (estando en un país laico como se supone que estamos). ¿Podemos extrañarnos, por lo tanto, que pase algo parecido en otros países? ¿Podemos extrañarnos que pase algo mucho más grave en países sin tradición democrática?

Lo ideal en estos casos sería que estos países desarrollasen una conciencia propia, que suele obtenerse a través no de la imposición de una dictadura, sino de un desarrollo económico que vaya rompiendo con las ideas tradicionales religiosas, que permita que poco a poco la mujer tenga que integrarse en el mundo laboral, formarse e independizarse. Y eso es más fácil de conseguir con una democracia, aunque para ello tengamos que aceptar (¡como si nos quedase otra opción!) que durante varios años gobiernen grupos con un programa religioso, porque si realmente dichas democracias se consolidan, llegarán otros grupos políticos contrarios a convertir en leyes las prácticas religiosas. Porque prohibir y perseguir, lo estamos viendo ahora, sólo sirve para aumentar y dar una aureola casi mítica a los perseguidos.

2011-11-22 08:45 | 13 Comentarios