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NO JUEGUES A "NIGHT TRAP"

Usualmente hablo de juegos que he probado, ya sea recientemente o hace muchos años, pero sobre todo hablo de juegos que me han gustado, que me lograron atrapar por cualquier razón imaginable, y me hicieron disfrutar durante muchas horas (algunos aún me siguen entreteniendo hoy, aunque ya no dedico tanto tiempo a jugar como antes... por desgracia).

¿Por qué no hablo de los juegos que no me gustaron? Básicamente por una cuestión de tiempo: hay muchos juegos excelentes que comentar, y no me parecería justo dejarlos aparcados para dar publicidad a los que no tienen ningún valor. Pero como bien decía un viejo amigo, “hay cosas que, de malas que son, acaban resultando tan divertidas como las buenas”, y por eso mismo hoy quiero dedicar tiempo a un juego nefando: Night Trap.

La primera vez que supe de este videojuego, allá por 1993, me pareció una auténtica revolución, un juegazo increíble que tenía que probar antes de irme a la tumba: gráficos de película, un guión que no consistía simplemente en avanzar y golpear enemigos, un escenario con el que moverte libremente... todo aquello sonaba a ciencia ficción. Mi amigo Alberto(nto), al que compraban cada videoconsola que aparecía en el mercado, no tardó en comprarse el juego para Mega CD (no sé si llegó a salir para ordenador) y tuvimos la oportunidad de probarlo.

La publicidad del juego hablaba de una casa encantada, de unas jóvenes que intentaban sobrevivir a su paso por ella, y encima aparecía Dana Plato, que había aparecido como niña en la serie Arnold pero que ya había crecido y estaba de muy buen ver, sobre todo si tenemos en cuenta que teníamos 13 años. Desgraciadamente, el juego tenía poco de misterioso o terrorífico: interpretabas el papel de un grupo de seguridad que tiene que ir por la casa, salvando a las muchachas de unos extraños vampiros que quieren matarlas. Aquello no tenía demasiada lógica, y además no se enseñaba cacha, que era lo que Alberto y yo esperábamos.

De hecho, el problema no es que el juego fuera malo, simplemente que desaprovechaba todas las ventajas que tenía. Por ejemplo, la idea de andar por una casa buscando a unos misteriosos allanadores podía haber estado genial, pero la trama era absurda: a pesar de las muertes que se han producido anteriormente en la casa, unas chicas deciden hacer una fiesta de pijamas y, para protegerlas, se decide desplegar un equipo táctico que atrape a los asesinos. ¿Qué lógica tiene eso? Además, el entorno de la casa podía haber dado lugar a muchas subtramas, desarrollo de personajes y pasadizos secretos, pero lejos de jugar con esos elementos, el juego era totalmente plano. El erotismo, que no tiene por qué ser cuestión de enseñar cacha, sino que puede sugerirse con diálogos inteligentes, acabó resumiéndose en chicas en (largos) camisones.

La pobre madre de Alberto se gastó un dineral en el juego para que luego apenas lo jugásemos una semana. Y sólo porque creíamos que si seguíamos jugando veríamos alguna escena de despelote.

2011-06-11 10:56 | 0 Comentarios