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ESCRIBIR SIN TENER NI IDEALa semana pasada me recomendaron una novela, que se llamaba algo así como Vivir en rosa, y que tenía muy buena pinta: un recorrido por las historias falsas y el glamour chabacano del mundo del corazón español. Y es que, aunque nunca veo programas del corazón, siempre me ha interesado mucho cómo funciona el mundillo este de las exclusivas y los noticiones que, en el fondo, lo que vienen es a rellenar las horas muertas de muchos españoles. Alguien me dijo una vez que ver un programa del corazón y jugar una partida de rol eran, en el fondo, la misma cosa: desconectas de la vida cotidiana a través de una historia que nada tiene que ver con tu día a día; tal vez sea cierto, pero yo prefiero que en mi mundo de fantasía no aparezca Belén Esteban. Cuestión de gustos. El hecho es que la novela estaba escrita por un tipo que, según el mismo reconocía en la introducción del libro, no había vivido por dentro el mundo del corazón. Su experiencia era ver los diversos programas, y a partir de ahí se había hecho “una idea muy aproximada” de cómo funcionaba el mundillo tras los decorados. La historia que nos presentaba era la de una mujer que alcanzaba la fama rosa, veía lo sucio que era aquel mundo, y finalmente lo desechaba y volvía con su marido y sus hijos. En dos palabras: una mierda. En primer lugar, odio las historias con moralina, pero si me voy a tragar una, leches, al menos disimula un poco y no me cuentes el hijo pródigo en versión Sálvame. En segundo lugar, tío, no tienes ni idea del mundo del corazón, ¿qué diablos me vas a contar? ¿Que viendo los programas te has hecho una idea muy aproximada de la realidad? Venga ya, tú lo que haces es repetir el mensaje publicitario que dicen los famosetes: “la prensa del corazón es un monstruo que me acosa”, pero puesto que quienes tanto se quejan siguen acudiendo a hablar a dichos programas, yo no me tomaría esas quejas muy en serio. El problema de estos escritores que, tras haber leído dos periódicos y visto tres reportajes te escriben una novela es que, al final, caen en topicazos, te narran una situación que no tiene nada que ver con la realidad y, lo que es peor, alguna gente hasta se lo cree. Un ejemplo de este tipo de relatos lo recuerdo de mi adolescencia, cuando leí una novela de la colección Gran Angular que iba sobre videojuegos. El autor, que no recuerdo su nombre y espero no recordarlo nunca, no había jugado a un videojuego en su vida, aunque claro, eso no le impidió escribir doscientas páginas de... sinceramente, no sé de qué. Para él, un videojuego era una serie de escenarios que aparecían en una pantalla, sin conexión alguna (un desierto, un pantano, un pueblo, una montaña, un bar...) y el jugador tenía que ir tocando cosas hasta que algo brillaba y te permitía pasar a la siguiente fase, donde otro escenario absurdo te invitaba a tocarlo todo. Al final había una reflexión muy seria sobre la pérdida de tiempo que eran los videojuegos, lo cual es lógico, puesto que el videojuego que ese hombre había imaginado carecía del más mínimo interés, era irreal y, en consecuencia, toda la novela estaba construida sobre una premisa errónea. De mayor, leí otras dos novelas que me hicieron partirme de risa. Una era de espías, y trataba sobre unos neonazis que jugaban a un “juego de rol” para dominar el mundo en la realidad. Esa premisa, ya de por sí muy absurda (es como si dijéramos que los neonazis jugaban una partida de Trivial para dominar el mundo), estaba plagada de referencias a los “juegos de rol”, o lo que el autor se imaginaba que eran los juegos de rol; yo, tras haberme leído el libro, aún no tengo muy claro de qué iban: se daban órdenes y te mataban si no las cumplías, se usaban nombres falsos y se tiraban dados sin ningún sentido. Un grupo terrorista, quitando las tiradas de dados, se parecería mucho a ese “juego de rol”. La otra novela que leí era grandiosa: trataba sobre un juego de rol basado en el tarot, ¡olé tus huevos! Mezclemos dos cosas misteriosas, venga, el tarot y los juegos de rol. Lo divertido, claro, es que los juegos de rol se basan en ambientaciones, es decir, puede que haya un juego ambientado en un mundo donde la magia y la adivinación son reales, pero en el tarot no puede estar ambientado, es absurdo, ¡sería como decir que es un juego de rol ambientado en las espadas! Por supuesto, la novela caía en todos los tópicos, y demostraba que el autor había visto dos noticias, se habría hecho “una idea muy aproximada” y había escrito una parida en la que confundía sectas, magia, juegos de rol y terrorismo. Patético. Hace muchos años, un escritor vino al colegio donde estudiaba a hablarnos de su novela. Cuando le preguntaron cómo podíamos convertirnos en escritores, simplemente nos dijo: “Leed mucho, para aprender cómo se cuentan historias; escribid mucho, para tener facilidad a la hora de contar una historia; contad cosas que conozcáis, para que la historia suene real.” 2011-03-16 11:30 | 4 Comentarios Referencias (TrackBacks)URL de trackback de esta historia http://gadesnoctem.blogalia.com//trackbacks/69207
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