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JUGANDO A PANG

Mi amigo el Sangre siempre me lo dice: “lo simple mola”. Y miren que el tío ha jugado montones de videojuegos, pero no podemos evitarlo, al final siempre volvemos a los juegos clásicos que nos engancharon por su sencillez, por la habilidad que tienen para matar el tiempo sin mayores pretensiones.

Uno de nuestros favoritos es el Pang, un clasicazo de las recreativas de 1990, y que poco después llegó a las videoconsolas. Curiosamente en las recreativas nunca despertó mi interés, si bien es cierto que las chicas se volvían locas con el jueguecito, y posiblemente por eso no había ningún hombre que lo jugase (a la vista de todos, quiero decir, porque fue una de las recreativas que mejor aguantó el paso de los años, así que debía de tener público aunque fuera oculto).

Escenarios sencillos y bonitos, una mecánica de lo más simple y unas hermosas bolas de colores que rebotan de forma divertida e hipnótica. ¿Se puede pedir más? Además, al ser tan sencillo no tenía problemas, es decir, no había una trama ni nada por el estilo (trama que nadie habría entendido, porque todas las recreativas solían venir en inglés o, en algún que otro caso, incluso en japonés).

Cuando me lo dejaron para Super Nintendo me encantó, y desde entonces es uno de los clásicos que juego de vez en cuando, usualmente cuando un artículo se me atraganta y quiero desconectar unos minutos. También lo utilicé en alguna que otra ocasión durante las oposiciones, para desconectar entre un tema y otro.

Recomendable, en serio, altamente recomendable a pesar de que ya haya cumplido veinte añitos.

2010-12-11 12:34 | 0 Comentarios