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EL 12 SIGUE EN LAS NUBES
Ahora bien, como historiador, como gaditano, ¿qué me parece la renuncia? Pues me parece bien, porque creo que en primer lugar Pérez Reverte no debería de hacer sido invitado para ser la cabeza de dicha exposición. Y no lo digo desde el cabreo ni desde el odio, ni desde la antipatía. Lo digo desde la profesionalidad. Pérez Reverte es un novelista que, independientemente de que guste más o menos a cada cual, ha logrado un éxito comercial más que admirable, ha tenido el valor para dar palos a políticos, personalidades y reyes de la caspa varios, y ha logrado hacer popular épocas históricas como puede ser el Siglo de Oro (la saga de Alatriste) y la Guerra de Independencia (con esa precuela que fue Cabo Trafalgar, y posteriormente con Un día de cólera y El asedio). Todo ello es muy meritorio, sobre todo porque con Alatriste ha logrado aunar novela histórica y juvenil, haciendo que una generación de lectores jóvenes (¡y no tan jóvenes!) se acerque con auténtico placer por una época pasada. Ahora bien, Pérez reverte es un novelista. No dudo que sepa muchísimo del Cádiz de 1812, pero cuando uno es historiador el pasado no es un mero ejercicio de memorización, también lo es de relación. Memorizar datos es el primer paso, y nos lleva cuatro o cinco años de carrera, pero al concluir no tenemos realmente mucha idea, más allá de una lista de nombres, fechas y autores que manejamos al dedillo. Llega entonces el proceso de aprender a relacionar, de estudiar el doctorado, de escribir los primeros artículos y luego corregirlos una y otra vez hasta que son medianamente decentes y se pueden publicar. Es la época de darle vueltas a las ideas, de relacionar diversos conceptos, de entender que todo viene de alguna parte y va hacia alguna otra, que no hay causas simples ni sencillas. No es sólo cuestión de saber mucho, es cuestión de comprender porqué las cosas sucedieron, cómo sucedieron, y tener el valor de descartar las ideas que nos parecen seductoras, pero de las que no encontramos pruebas ni referencias. Es, por recurrir a un ejemplo que ya puse en su momento, como si nos encontrásemos malos y quisiéramos llamar a un especialista. ¿Llamaría a uno de los guionistas de House? No dudo que dichos guionistas sepan muchísimo sobre medicina, pero es un conocimiento teórico el que poseen, que manejan de manera libre para crear ficción, por lo que nunca se me pasaría por la cabeza llamarles a ellos antes que a un médico de verdad con experiencia profesional. Eso no quiere decir que no pudiéramos contar con Pérez Reverte, pero no como comisario. Se le debería de haber llamado para que la promocionase, para que fuese por diferentes ciudades mostrando la maravilla de la exposición. Debería de ser un reclamo publicitario, igual que los futbolistas lo son de colonias, zapatillas deportivas y marcas de ropa, pero sin que a nadie se le ocurra poner a Casillas a investigar esencias para un perfume ni a Nadal a diseñar ropa. Pero lo que más me entristece es que, a estas alturas (finales de 2010) la mayoría de las administraciones parecen no darse cuenta de que 1812 es un desconocido no ya para los españoles, sino para los propios gaditanos. Un mercadillo medieval reconvertido en doceañista será sin duda muy divertido, pero ni los platos de cochinillo asado que se servían tenían nada que ver, ni los franceses disparando a guerrilleros por las calles del casco histórico poseían el más mínimo sentido. Sí tienen más sentido las actividades que se hacen para los niños y adolescentes, como Plaza Libertad (una serie de juegos en los que se explica el valor de la libertad) y La Gran Gymkhana del 12 (con una serie de personajes históricos que explican algo de la historia de la ciudad y del asedio francés), y ciertamente también los cómics de 12 del Doce. Pero tres actividades a lo largo de estos años se me antoja muy poco, prácticamente nada. Y se me antoja más peligroso cuando veo que no hay ningún interés en llegar a un público más adulto, en explicarle a la gente qué significó aquello de la Constitución. No es de extrañar que con este vacío que existe, políticos de renombre acaben diciendo burradas como que “la Constitución de 1812 acabó con la esclavitud”. Y más triste todavía es que, cuando estemos aparte y le comentemos su error, se empeñe en saber más que tú y tus compañeros, porque él se ha leído la Constitución (lo cual no dudo, pero me temo que leer la Constitución de 1978 no es la mejor manera de conocer la 1812).
2010-09-16 11:32 | 8 Comentarios Referencias (TrackBacks)URL de trackback de esta historia http://gadesnoctem.blogalia.com//trackbacks/67720
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