VIAJERO EN EL TIEMPO
Los libros no son suficiente. Supongamos, por ejemplo, que estamos interesados en Japón y ojeamos una guía turística. Descubrimos así qué es el sushi y el kabuki, nos sorprendemos con los kimonos y nos enteramos a qué distancia está Tokio de la playa. Aunque todo eso es verdad, dicho conocimiento no puede compararse a probar el sushi en persona y a intentar coger cada pieza con los palillos, ni es igual que observar los movimientos y el color de los rostros de los actores kabuki, o tocar un kimono e incluso probarnos uno, y por supuesto no hay comparación si calculamos el kilometraje viajando nosotros mismo desde Tokio a la playa. A la hora de conocer el pasado, los libros tampoco son suficiente. Por supuesto que podemos visitar el Coliseo romano, el Escorial o contemplar impresionantes pinturas, aunque eso de viajar en el tiempo al Madrid de los Austrias o al Paris de Napoleón está mucho más complicado. Pero el hecho es que las meras palabras, si bien importantes, dejan un enorme vacío en nuestros sentidos, y eso impide que contemplemos en toda su intensidad una época pretérita. Sería como intentar comprender qué es un pastel empleando sólo el olfato, o una orquesta simplemente con la vista: aunque nos hiciéramos una idea aproximada, no sería lo mismo que percibirlo con todos los sentidos. En Algún lugar en el tiempo, la película sobre viajes en el tiempo que en España pasó sin pena ni gloria a pesar de su calidad, el protagonista lograba viajar en el tiempo a través de la ropa, la decoración de una habitación y su deseo de conocer el pasado. Cada vez tengo más claro que, como el protagonista de la película, los historiadores e historiadoras tenemos que procurar ser viajeros en el tiempo, no conformarnos con narrar lo que pasó, sino intentar comprender el espíritu del tiempo que estamos investigando. Para ello, además de la comida y la ropa, tenemos recursos como la literatura, el cine y la televisión, la música, la fotografía… absorber toda esa información no es sólo importante porque nos de datos sobre el pasado, también porque nos hacen comprender los gustos, los héroes, los temas y los intereses de aquel tiempo remoto que ya no podremos atrapar de forma directa. Es convertirse, como antes comentaba, en un viajero del tiempo y compartir, fuera de su tiempo, el espíritu de otra época.
2010-07-28 10:48 | 8 Comentarios
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Comentarios
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De: Ana Caro |
Fecha: 2010-07-28 12:18 |
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Tiene buena pinta la peli, me la apunto :)
Y ya que estamos, ¿conoces este webcomic literario-histórico? http://www.harkavagrant.com/index.php
Esta tira en concreto me encanta http://www.harkavagrant.com/index.php?id=213
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De: Jose Joaquín |
Fecha: 2010-07-28 13:22 |
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¡Qué buena! No tenía ni idea de que existía... realmente hay que tener mucho ingenio para ser capaz de utilizar el pasado y que, además, resulte gracioso.
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3
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De: jose |
Fecha: 2010-07-28 13:57 |
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http://www.youtube.com/watch?v=qM-gZintWDc
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4
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De: Jose Joaquín |
Fecha: 2010-07-28 15:38 |
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Buenísimos los ejemplos que pone Williams.
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De: jose |
Fecha: 2010-07-28 18:05 |
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Hablando como analfabeto curioso, por eso también importa que los estudiosos os vigiléis a vosotros mismos y pongáis el grito en el cielo cada vez que veáis a alguien decir cosas raras y lo pongáis en pelotas públicamente. No todos podemos explorar las cosas por nosotros mismos, eso está reservado para los profesionales especializados en ese área. Si yo no soy profesional, tengo que creerme las cosas que dicen los profesionales que saben más que yo porque pa eso han estudiao. Lo mismo para el que ha escrito un libro sobre la defenestración de Praga que para el que viene a instalarme un aire acondicionado que para el que construye un museo de las ciencias y pone cosas para que la gente curiosa aprenda, se puede dar la situación de no saber de quién fiarme.
En ciencia es fácil para el "lego informado" (o sea, no el que se lee una noticia de ciencia al lado de la crónica de Supervivientes en el 20minutos, sino el que no es profesional pero algo de interés tiene) distinguir las cosas que están bien consensuadas de las cosas a las que no hay que hacer mucho caso, primero porque hay un sistema para que los mismos profesionales se formen una opinión: el impacto de la revista donde se publica el trabajo, la calidad de las referencias, las veces que se cita como referencia en otros trabajos... en el siguiente eslabón están los sitios como Scienceblogs o Discover Magazine y revistas como Scientific American y tal, que tienen ya más contacto con el público no especializado. Otra cosa buena es que todos ellos muchas veces revisan libros que van saliendo sobre ciencia, o sea, tienes recursos donde te puedes hacer una idea de si el libro que te quieres comprar lo ha escrito un chalao o alguien que sabe.
Ahora, cómo se las apaña el mundo de las letras para vigilarse a sí mismo y corregirse? Libros de historia y artes hay infinitos, pero cómo trabajan los investigadores de estos campos, cómo publican? También hay revistas o las cosas se hacen de otra forma? Cómo distinguen ellos el trigo de la paja en áreas en las que no están especializados? Y más importante, ¿cómo lo distingo yo?
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De: Jose Joaquín |
Fecha: 2010-07-28 22:38 |
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Vigilarse y corregirse es muy complicado, principalmente porque eso significaría que hay una VERDAD que, tal vez, en las ciencias puras puede alcanzarse (X=Y) pero que en las ciencias sociales no es posible lograr. Poner un sistema de "control" es doblemente peligroso, porque al final sería una censura encubierta.
Usualmente, para saber si alguien es "de fiar" se emplea el siguiente método:
1) Que haya publicado en revistas, que sus publicaciones giren en torno a unos cuantos temas concretos y podamos considerar que es un especialista.
2) Que emplee fuentes y las cite y éstas sean demostrables. No me vale de nada que tú, para hablar de la Segunda Guerra Mundial, me hables de tu abuelo exclusivamente. Es necesario que las fuentes sean múltiples para evitar caer en errores, para poder contrastar, etc.
3) Que el autor sea neutral. Es decir, que presente los hechos y luego llegue a las conclusiones, y no que tenga sus propias conclusiones e intente seleccionar hechos que coincidan con lo que dice.
4) Finalmente, lo más importante, que leamos diferentes autores y contrastemos. No existe la VERDAD en las ciencias sociales, pero podemos aproximarnos si leemos varias obras y varios autores que giran en torno a un mismo tema.
Y no podemos olvidar que las ciencias, también las sociales, van avanzando día a día, y que posiblemente nunca terminemos de descubrir cosas nuevas. Eso no quiere decir que todo lo que se ha dicho antes es falso, simplemente que todo es matizable.
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7
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De: jose |
Fecha: 2010-07-28 23:07 |
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Gracias José Joaquín
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