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LA TABERNA DEL GRAN CAPITÁN

Dani, cabrón.

Dirán ustedes que menuda forma de comenzar una entrada al blog, pero es que ustedes no saben lo que pasó anoche. ¡Menuda noche!

El lugar, La taberna del Gran Capitán, un localito simpático situado en el barrio del Pópulo, que de unos años para acá se ha llenado de bares y pubs de lo más variado. La hora, las 21:00, el momento en el que Dani empieza su turno. La excusa para hacerme ir: “Hay muy buen ambiente, gente interesante y la bebida es barata.”

Y ojo, razón no le faltaba: ni una sola pelea, música muy buena, las consumiciones bastante razonables de precio… lo único en lo que Dani y yo no coincidimos es en el significado de “gente interesante”.

Para la mayoría de las personas, “gente interesante” significa chicas atractivas y solteras con un cierto punto de ninfomanía; para mí significa personas con una conversación agradable que tienen mucho que contar; para Dani significa El Antonio y El Ritmitos.

El Antonio es un tipo delgado, con bigotito de película del destape de Alfredo Landa, más cercano a los cincuenta que a los cuarenta, gran amante de la cerveza barata. Paradojas de la vida, El Antonio en verdad se llama Paco, pero alguno de los vecinos dijo que le pegaba más Antonio y, las cosas de los barrios, se le quedó ese nombre. Cierto es que El Antonio ha conocido mundo, y durante un buen porrón de años fue marinero mercante, y visitó puertos de América del Norte y del Sur, de África, de Asia e incluso de Australia.

A Dani le gusta picarlo, y le pregunta: “Antonio, ¿qué ciudades has visitado?

Y El Antonio te suelta la lista: “Monrovia, Nueva York, Buenos Aires, Valaparaíso, Hong Kong…” y así una larga lista.

Dani vuelve a preguntarle: “¿Y cuál dirías que es la ciudad más hermosa, con los mejores monumentos, la más agradable a la vista?”

Y ni corto ni perezoso, El Antonio exclama con un tono de orgullo que roza el patriotismo más militante: “¡Cádiz, picha, Cádiz y sólo Cádiz!” Y a continuación enumera las virtudes y monumentos de Cádiz, que se resumen en el barrio del Pópulo, la Caleta, la Catedral y “las pivas buenas”.

Así y todo, El Antonio es una persona normal comparada con El Ritmitos. Nada más verme, sin conocernos de nada, se me acerca y me dice: “Titi, un gusto conocerte… porque yo estuve en América, y una cosa sé… yo… y tú… por Andalucía muero… porque ante todo yo… y tú también… somos personas.”

Y tú dices lo único coherente ante tal situación: “¡Dani, un chupito!”

El Ritmitos tiene 22 hermanos, todos de la misma madre, y dicen que cada cual es más raro que el anterior. El Ritmitos se fue pronto de casa porque tocaba la guitarra, la caja de ritmos e incluso cantaba, y de hecho todavía canta… eso sí, fatal.

“Titi,” vuelve a decirme cuando ya tiene un cubata en la mano, “¿te canto una canción?” Y sin darte tiempo a responder comienza a cantar flamenquito, haciendo que todo el mundo que pasa por la calle mire con cara de susto al interior del bar, preguntándose las razones por las que estaremos torturando a un gato.

Al terminar la canción, mira a Dani y le dice: “Esta canción es… es lo que es… Andalucía mi tierra y Cádiz mi casa… el flamenco es… es Andalucía, y Cádiz, y… respeto a las mujeres… los Chunguitos eran dioses.”

Así que sólo puedo decir una cosa: Dani, cabrón. Te voy a denunciar por publicidad engañosa.

2010-05-19 10:34 | 1 Comentarios