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DESTROZANDO BUENAS HISTORIAS
Entiendo que una historia nueva, con personajes que nadie conoce, pueda tener un batacazo en la taquilla; imagino que los actores y el director deben de hacer un auténtico esfuerzo para dar forma y credibilidad a unos personajes que están recién construidos; incluso acepto que las adaptaciones de viejas teleseries no sean demasiado fieles, porque con el paso de los años hay que actualizar la historia y, además, los viejos espectadores puede que no tengan mucho interés en pasar por el cine (sobre todo cuando hablamos de cosas tan horrendas como Los ángeles de Charlie). Lo que me parece sorprendente es que, habiendo series televisivas o literarias tremendamente populares, algunas adaptaciones a la gran pantalla se empeñen en llevar la contraria a la fuente original. Supongo que todo el mundo tiene su ego, y que los directores, productores y guionistas de Hollywood querrán dejar su marca indeleble sobre un personaje, “mejorarlo”, adaptarlo en todo caso a un medio que tiene reglas diferentes a la televisión o a la novela. Eso explicaría que en la serie de televisión de Hulk le cambiasen a Bruce Banner el nombre por David, o que rediseñasen por completo a algunos personajes de Marvel, sobre todo a Daredevil; pero el resultado final era aceptable, es decir, no era una adaptación fiel de la historieta, pero podías ver la serie y llevarte una idea bastante aceptable de qué iban los cómics de Hulk, además de pasarte un buen rato. Lo malo es, claro, cuando se hacen cambios radicales. El preferido de algunos directores o guionistas o productores parece ser sacar al personaje de su contexto. Eso pasó con la primera película de Mr. Bean, en la que algún listo tuvo que decir: llevémoslo a vivir con una familia estadounidense y partamosnos de risa viendo el choque cultural. Divertidísimo, claro, salvo porque Mr. Bean no es divertido porque sea el inglés típico, sino porque es un personaje atípico en sí mismo; el hecho de que en la película hablase y el humor fuera mucho más tontorrón (por no decir gilipollas) no hizo más que alejarlo más y más de la fuente original. Otro ejemplo sobre cómo destrozar un personaje fue Nancy Drew, heroína de novelas de sobre conocida por ser muy inteligente y vivir en un pequeño pueblo. Los realizadores de la película decidieron mudarla a California, por todos los santos, ¿cómo va a ser cool un personaje que no vive en California? Se olvidaron que, al mudarla, le arrancaban todos los secundarios que, en el fondo, eran parte esencial del personaje. Luego hicieron que todo el mundo la mirase de manera extraña, convirtiendo lo que debía de ser una historia de detectives adolescentes (que en la televisión ha funcionado muy bien, al igual que en los videojuegos) en una historia sobre cómo integrarse en un instituto californiano, vamos, de detective a protagonista de Beverly Hills 90210. Sin ser un fracaso, la película no consiguió atraer a la crítica ni al público. Yo empecé a verla con mi prima y ninguno de los dos aguantamos los primeros veinte minutos. ¿Ego, convicción de que se puede hacer mejor, demasiada gente dando su opinión impidiendo que la trama se desarrolle con coherencia? No tengo ni idea, pero es una pena que personajes con los que has disfrutado en medios mucho más modestos fracasen cuando pasan a la gran pantalla, a pesar de contar con abultados presupuestos.
2010-04-05 00:22 | 2 Comentarios Referencias (TrackBacks)URL de trackback de esta historia http://gadesnoctem.blogalia.com//trackbacks/66465
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