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EL EXAMEN DE INGLÉS
Le tengo que dar la razón: aprendí mucho más con aquellos exámenes que con las respuestas tipo A - B - C, pero nos costó horrores aprobar (y yo estoy seguro de que lo hice con la ayuda de un empujoncito). El Gordo, que sabía menos inglés que El Príncipe Gitano cuando cantaba aquello de In the Ghetto, tenía problemas para aprobar todo aquello que no fuese de memorieta. Sin embargo, cuando ya iba a tirar la toalla con el inglés, se dio cuenta de que Solano seguía un patrón (Solano siempre seguía un patrón, de hecho, lo que el año pasado nos había llevado a vivir una divertida aunque en el fondo poco productiva aventura), poniendo en orden cronológico los exámenes de selectividad de junio y septiembre. Lo había descubierto por puro azar: el profesor particular del gordo le ponía exámenes todas las semanas, y seguía el mismo orden, por lo que hasta la limitada cabecita de nuestro compañero de clase pudo hacer la relación. Luego, cosas de la vida, yo también adopté ese método a la hora de enseñar a mis alumnos particulares. La cosa es que, calculando calculando, El Gordo se enteró de cuál iba a ser el último examen del trimestre. Era un texto sobre un terremoto salvaje que había ocurrido en Japón no hacía demasiado tiempo, y además de varias preguntas de gramática (que a Solano le importaban bien poco, porque lo que quería era que redactásemos bien) teníamos que escribir un largo texto sobre desastres naturales. A nuestro compañero se le ocurrió la manera de lucirse: escribió un texto enorme, lo tradujo su profesor, y lo memorizó enterito (“si ese talento se emplease para el bien...”, que solía decir mi madre). El día del examen, al entregar, Rafa Solano se sorprendió al ver que El Gordo había pasado de dejar los exámenes en blanco a escribir casi un folio entero. Quizá por ello, quizá porque sospechó algo, empezó a leer allí mismo la redacción. “Es sobre las bombas atómicas que cayeron en Japón.” Rafa Solano leía con incredulidad. “Las lanzaron los americanos, y fueron tan desastrosas para la gente como el peor de los terremotos.” Incrédulo, Rafa Solano sacó el rotulador para poner la nota. “Lo he hecho mejor que otras veces, ¿eh?” Rafa Solano puso un señor cero. “¿¡Qué!?”, protestó El Gordo. “A ver, escribir escribes misteriosamente bien. Pero leer sigues sin tener ni idea de leer. ¿Cuál era el tema sobre el que tenías que escribir? Natural Disasters, y ya me dirás tú qué tiene de natural que unos soldados lancen una bomba fabricada por ellos mismos contra sus enemigos.” Yo no sé si fue porque se olió algo raro, pero la cosa es que Solano no se bajó del burro, y El Gordo suspendió como todo hijo de vecino. 2010-02-03 09:37 | 6 Comentarios Referencias (TrackBacks)URL de trackback de esta historia http://gadesnoctem.blogalia.com//trackbacks/65845
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© 2002 Jose Joaquin
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