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¿POR QUÉ NO LEEMOS CLÁSICOS?¿Ustedes se imaginan que sólo leyésemos libros que son novedades, o que sólo viéramos teleseries o películas que se estrenan por primera vez? De hecho, mucha gente ni siquiera lee libros, independientemente de que sean novedades, pero la televisión, el DVD e Internet nos permite revisitar historias clásicas, unas veces porque nos gustaron años atrás, pero otras veces porque teníamos auténtica curiosidad. A fin de cuentas, cuando volvieron a echar la serie de V tuvo una audiencia excelente, y conozco gente que la vio porque había escuchado tanto sobre ella que no quería perdérsela. Lo mismo pasó con Twin Peaks en no recuerdo qué cadena de pago, porque muchos niños no pudieron verla en su momento, y ahora que son adultos quisieron descubrir de qué iba eso de “¿Quién mató a Laura Palmer?”. Sería estúpido que sólo nos gustasen las novedades. Imagínense, que te gusta la ciencia ficción y no haber visto Matrix porque es muy antigua (¡diez años!), o haber disfrutado la segunda trilogía de Star Wars pero negarse a ver la primera. ¿Qué los efectos especiales de algunas películas han quedado antiguos? Sí, pero si están bien hechos uno puede ser atrapado por la historia, independientemente de que las naves espaciales no estén renderizadas en 3D. ¿Y se imaginan no leer un libro porque es viejo? El Señor de los Anillos fuera, sólo me leo la nueva novela de la Dragonlance, aunque no me entero de nada porque las anteriores son demasiado viejas para ser leídas. ¿Y con las obras de arte? ¡Saquen de los museos a Velázquez, al Greco, las esculturas griegas, a ese tal Picasso! Si el autor no está vivo y tiene menos de 40 años, no merece la pena. Creo que todos estamos de acuerdo en que, aunque hay cosas que posiblemente han envejecido demasiado como para agradarnos, otras siguen teniendo frescura, o son modelos que luego han sido copiados una y mil veces, o simplemente cuentan buenas historias aunque el contexto ya no sea el nuestro (¡me encantan las novelas de Tarzán, aunque sé que esa África no es real, nunca lo fue). Lo antiguo no es ni mejor ni peor, simplemente es anterior. Pues esto, que parece tan obvio, sigue ocurriendo en el mundo del cómic y del manga; posiblemente también en el de los video juegos, pero de estos ya hablaremos otro día. Y es que el lector y la lectora de historietas, jóvenes y no tan jóvenes, parecen vivir en un limbo donde nada existió antes de que ellos llegaran. Al aficionado cuarentón le gustan los tebeos de los años 60, pero porque son los que conoció en las ediciones de Vértice allá por los 70. Al treintañero le gustan los 80 porque son su década. A los lectores de veinte años y menos les gusta lo que se publica ahora, y ya está. Dirán ustedes que hay honrosas excepciones, que se reedita material como Watchmen (que es de mediados de los 80). Y sí, obviamente las hay, pero porque Watchmen sea un referente no quiere decir que se lean más cómics de lo 80, al igual que porque los niños de 13 años lean en el colegio El Lazarillo de Tormes no quiere decir que los adolescentes sean grandes fans del Siglo de Oro. ¿Por qué esa manía a los cómics antiguos? En general, existe una apreciación de que son malos: dibujo pobre, guiones simples, personajes planos. Y es cierto, pero leñe, Superman es en sus orígenes un personaje bastante original que lucha contra problemas sociales, teniendo mucho más que ver con la novela social que con la ciencia ficción (quitando el origen alienígena de Kal El, que rápidamente pasa a un segundo plano y no deja de ser una excusa seudo científica para dar un toque de realismo a los poderes), Spider-Man de Lee y Ditko es un reflejo tan creíble del mundo adolescente como lo pudiera ser Rebelde sin causa, las historietas de amor de los 50 eran en ocasiones tan interesantes y bien elaboradas como películas románticas clásicas donde se sacrificaba el realismo a cambio del happy end (¿qué quieren que les diga?, a mí me mató ese final feliz de Desayuno con diamantes, que traiciona el espíritu de los personajes y de la novela), y desde luego eran mucho más inteligentes que la mayoría de los culebrones. ¿Que muchos cómics antiguos son malos de narices? ¡Y muchos cómics nuevos también! Hay sagas que he intentado leer, que mucha gente me recomendaba, pero que no podía pasar ni dos páginas seguidas sin marearme: confuso, pretencioso, personajes pésimamente caracterizados… Cierto es que el lector actual está acostumbrado a unos ritmos y un estilo que no se daba en los cómics de los 80 o los 60, ni mucho menos de los 50. Pasa lo mismo cuando vemos una película de aquellos años, que incluso tiene enfoques y planos diferentes, pero cuando una historieta o una película es buena te acabas sumergiendo. No digo que ahora dejemos de leer cómics actuales, ni me parece que haya necesidad de tragarse una serie entera de los años 40 ó 60. Sin embargo, sí creo que hay que conocer los clásicos, sobre todo ahora que Internet y las reediciones baratas están al alcance de casi todos. Y no me refiero a releer los clásicos solamente por una cuestión de educarnos en la historia de la historieta, que también, sino porque el pasado da perspectiva: aprendemos que una misma idea puede ser contada de formas muy distintas, que hubo otra moral y otros enfoques, que los personajes cambian, que hubo otra gente que inventó la rueda antes que nosotros (¡incluso el fuego!). Conocer los clásicos nos hace comprender mejor los cómics actuales, tener mayor criterio, saber de dónde viene lo que disfrutamos hoy. 2010-01-30 08:05 | 5 Comentarios Referencias (TrackBacks)URL de trackback de esta historia http://gadesnoctem.blogalia.com//trackbacks/65807
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