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BUENOS VILLANOS
En los cómics de aventuras, los artistas rápidamente se dieron cuenta que necesitaban enfrentar a sus personajes con enemigos de envergadura, no sólo con rateros y espías nazis/comunistas. Flash Gordon lucharía contra el tirano Ming, Superman se enfrentaría al genio Lex Luthor, Batman combatiría al aterrador Joker y Captain America se opondría al maléfico Red Skull. En el cine pasaría lo mismo, y nadie imagina a James Bond luchando contra simples espías rusos (aunque en las novelas sí lo hiciera), sino contra el malévolo Dr. No, el avaricioso Goldfinger o la terrorífica organización SPECTRA/QUANTUM; tampoco somos capaces de imaginar Star Wars sin la ominosa presencia de Dark Vader y las inquietantes apariciones del Emperador. Incluso la literatura, a la que siempre se giran los intelectualoides que denigran la historieta y el cine, se ve tentada a recurrir a grandes villanos, y ahí tenemos a Carmilla o Drácula, que se apoderan no sólo del título de sus respectivos relatos, sino que además consiguen hacer que todo gire en torno a ellos; Sauron, al que no se ve ni una sola vez en la trilogía de El Señor de los Anillos, pues carece de cuerpo físico, logra estar presente prácticamente en cada página, resultándonos terrorífico y tremendamente poderoso. Sin embargo, mucho más interesante que el hecho de que el villano sea poderoso, resulta el que posea un pasado. Cierto es que, mal llevado, el pasado de la némesis lo convierte en un personaje vulgar y común, le roba su mística para volverlo un tipo vulgar; un ejemplo de esto último es esa horrenda película sobre la juventud de Hannibal Lecter, que lo convierte en un tarado con problemas familiares, es decir, en un psicokiller vulgar y corriente. Sin embargo, bien construido, el pasado del villano nos hace identificarnos con él, amarlo tanto como al héroe, disfrutar con cada una de sus apariciones, aunque eso no quite que busquemos su derrota; los lectores de cómics no pudimos evitar sentir compasión por Magneto al descubrir que fue víctima de un campo de concentración, por Dr. Doom y la persecución que sufrió de joven por haber nacido gitano, u Ozymandias y su deseo de salvar al mundo aunque fuera a costa del propio mundo; en el cine, El Padrino II fue estupenda no por la trama en sí, que era buena, sino por los flashbacks que nos mostraban quién había sido ese poderoso capo años atrás; la literatura también ha sabido contarnos quién era el villano, y Lord Voldemort pasa de ser una criatura maligna y casi infernal a un joven con un tormentoso pasado que acumula demasiadas malas decisiones sobre sus espaldas. Nos gusta conocer el pasado de nuestros villanos favoritos, porque así se nos muestran más reales, los comprenderlos mejor aunque sigamos sin aceptar lo que hacen. Sin embargo, no pueden tener un pasado demasiado simple, demasiado llevado por la casualidad, o eso los haría ser personas normales como tú o como yo. Y cuando se hace bien, llegamos a conocer tan bien a la némesis del héroe que nos olvidamos incluso del nombre de éstos últimos.
2010-01-23 03:55 | 8 Comentarios Referencias (TrackBacks)URL de trackback de esta historia http://gadesnoctem.blogalia.com//trackbacks/65744
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