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JUEGOS DE FANTASÍA 2: ROLEMASTERSi ayer recomendaba Dungeons & Dragons como uno de los juegos de rol de fantasía que todo aficionado debería jugar, hoy me siento obligado a hacer referencia a otro de los juegos que dominaron mi adolescencia: Rolemaster. Este juego apareció a la sombra de D&D, aunque en un primer momento no fue tanto un juego en sí mismo como una serie de manuales que mostraban reglas más complejas de magia, combate o creación de personaje. Estamos hablando de unos años (los 80) en los que los sistemas de juego complejos se identificaban con el realismo, de ahí que hubiese un sinfín de reglas que intentaban simular todos los aspectos del mundo real: cansancio, desangramiento, artes marciales, combate con armas, estudios, profesiones variadas… incluso había una tabla en la que podías ver cómo sería tu hijo o hija.
¿Tanta complejidad era buena o mala? Veámoslo con un ejemplo: en AD&D un combate podía durar unos pocos minutos, y era tan simple como comparar la habilidad con armas del atacante con la defensa de su oponente, tirar un dado de 20 caras y, de impactar, lanzar varios dados de daño, que se restarían a los puntos de salud del atacado; en Rolemaster la cosa era más complicada, y además de ver la diferencia entre la habilidad de ataque y defensa de los contendientes, se hace necesario tirar los dados y consultar el resultado en una tabla de combate que ocupa dos páginas (hay una para cada arma) y en la que debe tenerse en cuenta la armadura de nuestro adversario. Dicha tabla no solamente nos informa de si acertamos o no, sino que también dice el daño que hacemos y, además, nos indica que hemos de tirar en otra tabla (que se encuentra en otra parte del libro) para ver la penalización que nuestro rival obtiene. Desde un punto de vista teórico, Rolemaster es mejor juego, pues tiene en cuenta que una persona queda aturdida cuando es golpeada, que se desangra, que cada arma provoca efectos muy distintos, e incluso permite mutilaciones. Desgraciadamente, a nivel práctico jugar una partida es un infierno: los combates son lentos porque hay que mirar muchos detalles en los libros, las continuas penalizaciones que provoca cada golpe hacen que los jugadores deban volver a calcular sus posibilidades de ataque continuamente, y eso sin contar la posibilidad de mutilación, que puede dejarnos a un personaje tuerto o manco a la primera de cambio. Un combate puede durar una hora, así que calculen cuánto puede durar una partida con varias batallas.
Si bien el sistema de juego tenía esos defectos, la creación de personaje era bastante mejor, ofreciendo más posibilidades de personalizar a tu personaje y un gran abanico de profesiones que, eso sí, en la mayoría de los casos resultaban un engorro (créanme, jugar con un astrólogo no ofrecía grandes ventajas). La evolución de personaje, que seguía un sistema de niveles como el D&D, pero resultaba más detallada y más realista. Lo mejor del juego eran sus ambientaciones. De hecho, la editorial que lo creó, I.C.E., vivió durante muchos años a base de la franquicia de El Señor de los Anillos, aunque ciertamente el sistema de juego no pegaba ni con cola con el mundo descrito por Tolkien (en el juego cualquiera podía ser un mago sin que se explicara dónde aprendían magia, mientras que en la obra de Tolkien los magos son de lo más escasos). Hubo otros mundos de juego menos populares, pero que también tenían su aquel, como Shadow World (que en España sólo vio publicado uno o dos libros, sin que tuviera mayor éxito) donde se mezclaba magia y tecnología arcana, legado de una civilización ya extinta; Gryphon World, un mundo de fantasía al uso, ha venido a sustituir de unos años para acá a la Tierra Media, pues los herederos de Tolkien decidieron no renovar la licencia. En general, aunque Rolemaster fue un juego de gran éxito en su momento, sus defectos son obvios. Más de un amigo lo llamó, con mucha guasa y un poquito de odio, Rollmaster, pues las tardes se pasaban tirando dados en lugar de interpretando el rol de tu personaje. Para muchos fue el mejor juego jamás creado, sin lugar a dudas el más difícil de jugar, y aunque hoy son pocos los aficionados que se atreven a jugarlo en su momento ofreció un catálogo enorme, sólo superado por el de TSR. Es curioso cómo pueden cambiar los gustos en apenas unos años. 2009-07-14 09:30 | 8 Comentarios Referencias (TrackBacks)URL de trackback de esta historia http://gadesnoctem.blogalia.com//trackbacks/63778
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