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EL CRIPTÓGRAFO

La casa de mi abuela puede parecer en ciertas ocasiones un club social. Da igual quién llame a la puerta, siempre puede contar con encontrar el salón lleno y con que se le sirva un café. En multitud de ocasiones me encuentro compartiendo merienda y conversación con gente a la que no conozco de nada, y que resulta ser una vecina, una prima muy lejana o incluso, en una ocasión, un misterioso tío abuelo emigrante que había vuelto de su exilio autoimpuesto en Holanda por unos días.

 El otro día había una vecina quejándose del DVD precioso que su hijo menor había traído a casa. Me sorprendió bastante que alguien se quejase por tener un DVD nuevo, así que pregunté qué me había perdido:

“Es que mi hijo es criptógrafo.”

Ser criptógrafo es una tarea muy digna, pero claro, estamos hablando del barrio de mi abuela, donde los ordenadores transmiten el virus de la gripe e Internet secuestra gente. Así que esa pobre mujer debía de imaginarse que el oficio de su hijo era algo así como James Bond, sólo que más arriesgado.

“Señora” dije yo, detentandor de la civilización y la cultura humanas, “eso no es nada malo. Para ser criptógrafo hay que tener auténtico talento, no todo el mundo vale, y hay que dedicarle muchas horas de esfuerzo.”

“Ay, si yo no niego que mi niño tenga mucha habilidad, pero es que a mí eso no me parece una cosa digna.”

“Pero eso es una tontería. Ser criptógrafo es tan digno como ser profesor, basurero, médico o jardinero. Es una forma de ganarse la vida, y si usted tiene un DVD precioso gracias al esfuerzo de su hijo, eso es algo bueno.”

La señora quedó convencida, y creo que se fue contenta y todo.

No obstante, mi abuela me miraba con malísima cara.

“¿Qué pasa?”

“Jose, no está nada bien decirle todas esas cosas a la señora.”

“¿Por qué? ¡Son verdad!”

“Tú es que eres muy moderno, pero para mí alguien que roba no está haciendo nada bueno.”

“¿Alguien que roba?”

“Claro, el niño ha robado el DVD de unos almacenes. Está todo el día robando cosas…”

Criptógrafo no, el chico era cleptómano. Y yo un gilipollas, convenciendo a la madre de que eso era un oficio con talento.

2009-02-22 09:28 | 2 Comentarios


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Comentarios

1
De: David Saltares Fecha: 2009-02-22 10:36

En una cosa estabas en lo cierto: "no todo el mundo vale". Jajaja genial.

Saludos.



2
De: Alejandra Fecha: 2009-02-22 13:37

Hombre para robar hay que tener talento así que muy desviado no estabas, y por otro lado aliviastes a una señora mayor y le quitastes un disgusto que eso tampoco está mal...





  

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