Nunca antes había volado. Al menos, no de forma real. Sí que lo había hecho a través de las viñetas de los cómics, en las salas de cine y ante el televisor de mi salón. Y me parecía apasionante, y para nada me daba miedo, y desde luego que quería volar en persona... pero me parecía muy caro. Y es que yo no conocía los viajes baratísimos que pueden conseguirse por Internet.

Ayer viajé en avión por primera vez en mi vida y, aunque a los que lo hagan con frecuencia les parecerá una catetada, no despegué mi mirada de la ventanilla en todo el viaje. Esa sensación de vencer a la gravedad cuando despegas, ver el mundo empequeñecerse, surcar el cielo entre las nubes y, finalmenteme, sobreapasarlas... me sentí Ícaro durante una hora y media.