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LAS AVENTURAS DE CARBONELL 12: TECNOLOGÍA PUNTA

La gente suele tener una idea muy equivocada de los ejércitos y de la guerra. Creen que la tropa debe ser dura y aguerrida, hombres y mujeres en perfecta condición física que puedan matar incluso con las manos desnudas si llegase a ser necesario. Pero no, eso eran los ejércitos antiguos, aquellos que necesitaban de la fuerza física para la victoria. Hoy día las tropas usan artilugios de alta tecnología, el armamento más moderno, satélites que permiten conocer en cuestión de segundos todo lo referente al enemigo y al terreno. Vamos, que si los que están en el ejército tuviesen alguna idea de tecnología, tendríamos unas fuerzas armadas cojonudas.

En la base de Pablo habían modernizado todos los equipamientos. Fuera las máquinas de escribir, la apretada sala de archivos, las comunicaciones por walkie y, en definitiva, todo lo que no fuera tecnología punta. A nuestro amigo todo eso le importaba un comino, claro, salvo por la pedazo pantalla de plasma que habían puesto en la sala de recreo, menuda joya les habían regalado, ¡aquello parecía un cine!

Allí estaba nuestro amigo, supongo que viendo los Simpsons, cuando de repente llegó uno de sus compañeros, uno de esos chavales de la España más profunda que se hacen soldados por salir del pueblo y huir del campo.

“Carbonell, figura, ¿tú sabes algo de ordenadores?” preguntó.

“Bueno, lo básico…” nuestro héroe ya se veía venir el marrón.

“Es que el Capitán Poveda está como loco, no entiende el maldito ordenador que le han enviado, y tú sabes que yo de ordenadores cero.”

Y allá que fue Pablo, un poco acojonado, porque en aquella base tú decías que tenías nociones básicas de algo y ya te consideraban (y te obligaban a ejercer) como al mayor experto del planeta. Y si no, fijaos lo que le pasó a Gomila, que dijo que en su casa cocinaba él, por aquello de estar soltero, y acabó de jefe de cocina.

Al llegar al despacho del Capitán Poveda se acojonó un poco más. Allí estaba el Comandante, un teniente y un par de sargentos, todos mirando aterrorizados la pantalla del ordenador.

“Carbonell, ¿usted sabe algo de informática?”

“No, mi Capitán. Yo con el ordenador sólo chateo y me bajo películas.”

Se hizo un silencio absoluto y todos miraros a Pablo sorprendidos, un poco admirados, como si aquel soldado raso acabase de decir que él programaba para Microsoft en sus horas libres.

“Mire, Carbonell, es que el ordenador no funciona, y no nos puedes mandar un técnico hasta mañana, pero el ordenador lo necesitamos ya mismo…” explicó el Comandante, que era un tío enrollado, al menos en comparación con los oficiales que Pablo había conocido durante la instrucción.

“Bueno… yo le hecho un vistazo… pero que no sé… ¿qué falla?”

“El ratón, que no funciona. Yo lo muevo, pero la flechita de la pantalla se queda quieta.”

Pablo agarró el ratón, comprobó que efectivamente no funcionaba, agarró el cable y lo siguió, hasta comprobar que, ¡sorpresa!, no lo había conectado a la torre. Lo enchufó, el ordenador lo reconoció, y todos se quedaron asombrados al ver como en menos de quince segundos había arreglado la avería.

Pablo Carbonell fue ascendido, al menos de forma oficiosa, a informático de la base.

2008-09-07 10:14 | 11 Comentarios