Inicio > Historias > EL PLAGIO ESTÁ INFRAVALORADO | ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
EL PLAGIO ESTÁ INFRAVALORADO
Cojamos por ejemplo el libro que tengo delante de mí (me lo han prestado y tengo que fingir que me lo he leído, así que luego leeré un resumen en la wikipedia). Es un bodrio llamado La maldición del mago, escrito por una tal Christina Woods, que es muy conocida en su casa a la hora de comer. Una novela de elfos, dragones, dioses y pajas tardoadolescentes varias, que tiene como escenario el mundo de Krynn. La originalidad del libro es nula (al menos de las 15 primeras páginas, que es lo único que me he atrevido a ojear), y es un encargo (espero que bien pagado) que bebe del universo fantástico de la Dragonlance, creado por Margaret Weis y Tracy Hickman.
Pensarán ustedes que para leer algo original, por lo tanto, tendrán que retroceder a las novelas originarias de Weis y Hickman: Las Crónicas de la Dragonlance. En absoluto. Esta chica friki y este muchacho ultracristiano (no lo digo yo, lo dicen la actitud de sus personajes ante el sexo prematrimonial) bebieron de dos fuentes para narrar sus aventuras: El Señor de los Anillos y el juego de rol de Dungeons & Dragons, y puesto que esteego de rol bebe a su vez de la obra de Tolkien, ya se imaginan ustedes la originalidad que encontramos: Elfos, medianos (que aquí llaman kenders, supongo que por tener copyright la palabra hobbit),dragones, dioses oscuros… vamos, lo nunca visto.
Muy bien, entonces para leer algo original hay que retroceder a J.R.R. Tolkien, ¿no? Pues no, vamos, ni de broma. ¿Queréis elfos? Leed La hija del rey del país de los elfos de Lord Dunsany, dos décadas anterior a las aventuras de Frodo, aunque el término elf es mucho anterior a Lord Dunsany, claro. De hecho, no son pocos los autores que señalan que personajes como Aragorn (el hombre que llegará a ser rey, con su espada cargada de poderes y leyendas) se parecen mucho a Arturo Pendragón (que también llegaría a ser rey, y cuya espada no desmerece a la que portara Isildur). Y vamos, espero que nadie diga que Tolkien (profesor de literatura medieval) no conocía el ciclo artúrico.
Venga, vale, de acuerdo, retrotraigámonos al medievo. Nos plantamos en el siglo XV, con Sir Thomas Malory escribiendo La muerte de Arturo. Ea, ¿ya hemos tocado fondo? Pues no, porque nuestro amigo Malory no fue el creador del mito de Arturo. Ya había sido mencionado antes en un libro de historia (que ustedes no deben de leer so pena de aburrimiento crónico) llamado Historia de los reyes de Britania de Geoffrey de Monmouth y anteriormente en las novelas caballerescas como El caballero de la carreta del francés Chrétien de Troyes, ambos autores del siglo XII.
Vale, y se acabó, ¿no? Con De Troyes prácticamente nace la novela tal y como la conocemos, diantres, así que no puede haber nada más antes. Pues lo siento mucho, pero lo hoy, porque las aventuras del héroe nos hacen viajar hacia atrás nuevamente, al Eneas protagonista de La Eneida de Virgilio (siglo I a.C. y I d.C.), que no hace más que recuperar a un personaje de Ilíada de Homero (sighlo VIII a.C.), que no es ni mucho menos el primer relato de corte épico que vamos a encontrar, pues no podemos olvidar Gilgamés (que también era rey, como Arturo, como Aragorn) y cuya leyenda nos llega desde el tercer milenio a.C. Aquí paramos, porque antes no hay relatos escritos, aunque sin duda otros héroes eran conocidos mediante la tradición oral, y sus características fueron trasplantadas a Gilgamés.
Es decir, que los escritores no viven en burbujas. Antes que escritores, todos los autores son lectores (es tan ridículo querer escribir sin hartarse de leer como querer ser actor porno y respetar el celibato). Las ideas que les gustan las cogen, las moldean, las reutilizan (algunas veces sin tan siquiera darse cuenta) y les añaden algunos detalles que, pasados los años, otras personas usarán como patrones. Durante mucho tiempo, muchos siglos, milenios, el plagio fue la forma más sincera de homenaje. Te gustaban tanto las novelas de Chrétien de Troyes que decidías hacer una más, o te gustaba tanto Cervantes que hacías una obra apócrifa con su Quijote (Cervantes tuvo que ser el primer listo que se dio cuenta que con la imprenta inventada, el sincero homenaje se convertía en dinero ganado por otra gente). Ahora todos somos unos genios del copón, y aunque escribamos todos la misma horrible novela de detectives o el mismo tebeo rancio de superhéroes, somos la ostia de originales, porque nuestro detective resulta que es del barça o nuestro superhéroe lanza rayos por las orejas en lugar de por los ojos. En conclusión, que no, que el plagio no es bueno ni malo. Lo que son buenas o malas son las historias que se cuentan. Tolkien me dio muchas horas de diversión, igual que Malory y Dunsany, mientras que Geoffrey de Monmouth era un peñazo insoportable, Weis y Hickman unos narradores mediocres y la pobre Christina Woods, para qué engañarnos, una plumilla mercenaria. No es lo que contamos, es cómo lo contamos. 2008-05-07 10:15 | 13 Comentarios Referencias (TrackBacks)URL de trackback de esta historia http://gadesnoctem.blogalia.com//trackbacks/57241
Comentarios
|
Consigue mis libros![]() La explosión Marvel: Historia de Marvel en los 70 ![]() Los animales en la Historia y la Cultura ![]() ![]() Los cómics de la Segunda Guerra Mundial ![]() Archivos
DocumentosTu IP es: Enlaces indispensables![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() |
© 2002 Jose Joaquin
|