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LA ROJA Y SU PAPUCHITengo una conocida que dice ser roja, rojísima de la muerte. Imagínense cómo será que en su cuarto tiene una bandera roja socialista, en la cartera una estampita de Marx en lugar de San Judas Tadeo, y en el salón no tiene los retratos de Lenin y de Lerroux porque la madre no quiere quitar las fotos de la primera comunión, que si no los colgaba seguro. Esta conocida mía habla de la liberación de los pobres, de la justicia social, de la lucha contra el fascismo. Grandes palabras y grandes ideas que, siempre he creído, que debían provocarle graves problemas en casa. Y es que el padre de esta chica es, justamente, empresario. Entiendan ustedes que por empresario no me refiero a esa persona que tiene una o dos tiendas, negocios eminentemente familiares, sino al tipo que está metido en ciento y un negocios, de esos que un día llega a casa media hora tarde y se dice satisfecho “El que no es rico como yo, será porque no llega a casa tan tarde como yo.”, y así aclara la conciencia. Imagínense ustedes a esas dos personas viviendo bajo el mismo techo. La guerra mundial en versión casera, suponía yo. O al menos, lo suponía hasta ayer, cuando la buena muchacha me soltó: “En Cádiz falla algo…” Esa afirmación es totalmente cierta, yo diría más, fallan muchísimas cosas. Y no hablo de la bandera que gobierna en el ayuntamiento, si el pelícano de unos o la margarita de los otros, sino a problemas estructurales y sociales que trascienden lo político. Todo esto pensaba yo decirle, cuando mi conocida soltó “…y es que la gente no quiere trabajar.” “Mujer, eso depende… en Cádiz mucha gente quiere trabajar, pero por un sueldo de verdad, no por la miseria que se paga en el sector servicios, ni por la miseria que pagan las subcontratas que se forran y, si te hacen contrato, ya has tenido suerte y todo.” “Jose, por Dios, ¡tú vives en los mundos de Yupi!” no sé que me sorprendió más, el saber que mi residencia no era terrena o el que una roja tan rojísima jurara por una deidad. “¡Si mi padre ofrece 500 € al mes a los empleados de sus tiendas, y dicen que no, que no quieren! Vamos, me dirás tú que 500 € por 8 horas no es un buen sueldo.” Y de repente me di cuenta de que mi conocida no era roja, que allí el único rojísimo era yo, de pura vergüenza. ¡Cuidémonos de aquellas personas que lo piden todo para los trabajadores, pero sin los trabajadores! Ese discurso suena, a pesar de las estampitas de las carteras y los trapos de colorines, a cierta cosa que decían ciertos despóticos gobernantes en épocas hoy ya remotas. 2008-02-06 13:51 | 4 Comentarios Referencias (TrackBacks)URL de trackback de esta historia http://gadesnoctem.blogalia.com//trackbacks/55376
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© 2002 Jose Joaquin
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