LIBROS DEFECTUOSOS
La vida está llena de pequeñas historias, unas veces absurdas y otras hermosas, que podemos descubrir a poco que nos paremos a observar. Ayer por la mañana Javi, uno de mis antiguos alumnos, hoy compañero de afición, me contó una de esas historias de todos los días que a todos nos pueden pasar. Estaba Javi en el Corte Inglés, en la sección de libros, a punto de pagar algunas novelas y algunos libros de consulta para la carrera, cuando de repente se le coló un hombre con dos libros en la mano. En su rostro parecía llevar grabado cierto aire de preocupación, y como Javi se educó en un colegio de curas de esos en los que enseñan buenas maneras, no tuvo problema alguno en dejarle pasar primero. “¡Señorita, señorita!” La dependienta le observó con esa mirada que tienen los empleados de librería del Corte Inglés, esa mirada que parece insinuar que no se llevan apenas comisión y que el sueldo por hora es de puro cachondeo: “¿Puedo ayudarle, caballero?” “Querría saber si estos libros están bien.” Javi pudo ver que los libros era de Harry Potter, uno muy finito, de cubiertas amarillentas, y otro mucho más grueso, de tapa negra. La pobre cajera, que en su vida habrá leído Harry Potter, que realmente quería trabajar en la sección de electrodomésticos (¡eso sí que son comisiones!) y que acabó en librería porque a alguien había que poner, adoptó pose de erudita bibliotecaria y dijo convincentemente: “Se está vendiendo muy bien, y le gusta tanto a los niños como a sus padres.” El hombre se quedó un poco descolocado, como si la chica le hubiese respondido en arameo. Una vez más, insistió: “No, señorita, no digo si son interesantes, lo que yo le pregunto es si no tendrán algún error de imprenta, si no les faltarán páginas.” La pobre chica se quedó descolocada, obviamente. Para ella los libros eran productos a vender, igual que tarrinas de helado, perfumes o zapatos. O dicho de otra manera, aquella chica no había abierto ni un solo libro, y ni mucho menos se había puesto a contar si les faltaban páginas. “Pues no que yo sepa, ¿les ha visto usted alguna tara?” “Pues claro que sí. Fíjese, éste (señalando al de tapas amarillentas) es mucho más fino que éste otro (el de la cubierta negra), vamos, que le tienen que faltar más de la mitad de las páginas.” Javi y la vendedora se quedaron de piedra. De hecho, se miraron con cierto aire de cómplice incredulidad, diciéndose el uno al otro “¿Se lo dices tú o se lo digo yo?”. Finalmente, la chica se decidió a explicarle a aquel hombre que: “Caballero, fíjese en las portadas, los títulos y los colores… son dos novelas distintas.” “Pues en las dos pone Harry Potter.” “Sí, claro, es que tiene varias novelas. Mire aquí, ¿lo ve? Los títulos cambian.” El hombre se retiró mirando ambos libros, sorprendidos, como el bárbaro que descubre de repente la televisión y es incapaz de entender en toda su magnitud el artilugio que tiene delante.
2008-01-31 00:11 | 3 Comentarios
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Comentarios
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De: Kuko |
Fecha: 2008-01-31 16:51 |
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¿Qué hacía un tio así en la sección de librería?
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2
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De: jose |
Fecha: 2008-02-01 21:08 |
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preocuparse por los hábitos de su hijo. sabe que leer es bueno y que harry potter es lo que leen los niños. consecuentemente, va a lo de los libros a comprarle un harry potter a su hijo.
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3
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De: Jose Joaquin |
Fecha: 2008-02-01 21:50 |
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Así visto, es un padre un ejemplar...
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